Cándido Andión, de CESM Galicia
Tribuna: Primero, a por la sanidad
El autor critica el desembarco de entidades privadas en la sanidad pública con el argumento de que ofrecen calidad cuando en realidad buscan, según él, negocio. Sostiene, además, que el sector sanitario sólo es el principio.
Cándido Andión Núñez / Presidente CESM Galicia | 29/07/2013 00:00
No, no fue Bertold Brecht. Fue Niemöller, un pastor protestante encarcelado por los nazis, el autor de los famosos versos: "Primero vinieron a buscar a los judíos, y no dije nada porque no era judío..."
Quienes parasitan los caudales públicos son expertos en la manipulación. Se aprovechan del cómodo, del conformista, del que piensa que "eso no puede ser" o que, en último caso, "eso no me va a pasar a mi...", o "no es mi problema...".
Existe una determinada concepción de la política que actúa como mero instrumento de las fuerzas económicas (lobbies). Esos políticos y los lobbies son los que, con nuestro dinero -el dinero público-, maniobran haciendo negocios que resultan rentables para ambos, unos para acumular más y otros para ganar más elecciones. La nueva política es, en este momento, más descarada y peligrosa que nunca para los ciudadanos de a pie.
Ahora se atreven a ir más allá. Tienen un lema que están explotando con gran rentabilidad: la crisis. Con ese argumento han logrado amedrentarnos a todos y, para colmo, no tienen una oposición lo suficientemente contundente. Aunque debemos reconocerlo: es culpa de todos. Un pueblo del primer mundo -con enseñanza y medios de comunicación- que se deja engañar por confiado, y sobre todo por pasota, tiene lo que se merece por no haber estado alerta en defensa de sus conquistas.
Conquistas previas
¿Sus conquistas? No. Han sido las de nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Han sido las conquistas de los que, generaciones atrás, han dado su sudor, sacrificio y sangre, para que nosotros -profesionales, pequeñas y medianas empresas y trabajadores en general- vivamos mejor. Han sido sus conquistas; las de los que eran jóvenes ayer, que lucharon para que sus hijas tuviesen igualdad y no se encerrasen en sus labores. Han sido ellos, que emigraron, se esforzaron, produjeron y reclamaron lo que luego han sido nuestros derechos. Ellos consiguieron, con tiempo y un enorme esfuerzo, la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales y las Pensiones, que nosotros hemos estado disfrutando. Ahora vemos con estupor e indignación cómo los políticos dinamitan todo lo logrado y precipitan su deterioro para, seguidamente, beneficiar a determinadas organizaciones que especulan con capital-riesgo.
La Comunidad de Madrid es claro ejemplo de esa dinámica, una avanzadilla, que primero va a por la Sanidad, pero no quedará ahí.
El ángel privado llega ofertando, dicen, calidad (calidad aparente que, en principio, el ciudadano no logra distinguir de la real). Oferta sus servicios para gestionar racionalmente la crisis, rodeándose de aquellos profesionales que, atraídos por oferta de trabajo a destajo, obedecen consignas de ahorro, pero no nos engañemos, a costa de recortes en salud, necesarios para mantener los márgenes de beneficio para sus accionistas. De seguir por ese camino, el tiempo lo dirá, adiós a la excelencia que proclaman en prensa quienes ahora venden la Sanidad. Con ellos el paciente, a diferencia de lo que ocurre hoy en la sanidad pública, dejará progresivamente de ser la meta y acabará dependiendo de la cuenta de resultados.
Si una prueba diagnóstica o de control es costosa para el seguimiento de determinada patología, se espaciará, o evitará a toda costa, o se remitirá, bajo cualquier pretexto, al hospital público para que la cuenta de resultados no se desfase. Esto ya está empezando a ocurrir.
¿Dinero?, según para qué
No hay dinero para la asistencia sanitaria, pero sí lo hay para otros destinos. Sólo dos ejemplos recientes, en este caso referidos a Galicia: 2.200.000 euros gastados en una campaña publicitaria de sensibilización e promoción do consumo de medicamentos xenéricos; 1.720.035 euros para subvenciones a medios de comunicación y, sin contar los convenios: 765.000 euros sólo en cuatro meses; mientras que, también como ejemplo, los nuevos presupuestos sólo van a invertir 1.587.225 euros en investigación sanitaria para todo este año, 133.000 euros menos que el año pasado... y, mientras tanto, se recortan una y otra vez las retribuciones y las plazas destinadas a asistencia sanitaria. Aunque esta transformación mercantil de lo público aún está en su primera fase, como bajemos la guardia...
El primer asalto de la nueva política, con la crisis como lema y coartada, es a la Sanidad. Atractivo e irresistible negocio al que el capital-riesgo tiene en su punto de mira desde hace años y al que no está dispuesto a renunciar, cueste lo que cueste. Después, vendrá la Educación, le seguirán los servicios sociales y, sobre todo, el apetitoso botín de las pensiones, otra gran tajada sobre la que bancos y compañías de capital-riesgo revolotean como buitres. La seguridad pública también entrará en el saldo.
Por eso, para todos aquellos que aún pueden pagarse un seguro médico, para aquellos que aún critican al hospital público por estar masificado, para aquellos que aún creen que estamos exagerando o, simplemente, que no les va a pasar a ellos... que recuerden los versos de Niemöller y que obren en consecuencia.
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