Sin apoyo a las familias
Los recortes sociales y la falta de medidas integrales se ceban con todos los modelos de hogar
La natalidad sigue cayendo
Familia y natalidad. Dos palabras que no faltan en los programas electorales. El actual Gobierno siempre ha hecho una defensa cerrada de la familia y los hijos pero, de momento, eso no se ha traducido en políticas de apoyo. Con las últimas medidas, además, no todos los modelos están saliendo bien parados. La semana pasada, mientras la ministra Ana Mato anunciaba que modificará la ley para que las familias numerosas no pierdan sus prestaciones cuando los hijos mayores rebasan la edad fijada —una reivindicación histórica del colectivo—, el Ministerio de Industria limitaba el bono social eléctrico del que ahora disfrutan todos los hogares con tres o más hijos.
La tormenta se desataba otra vez hace unos días a raíz de las medidas tomadas desde Sanidad, que discriminan a las parejas de lesbianas y a las mujeres que quieren afrontar la maternidad en solitario. Familias no tradicionales que quieren elevar la exigua natalidad española —ha caído un 13% desde 2008— de la única forma que pueden hacerlo: recurriendo a tratamientos de reproducción asistida. Si no tienen un problema biológico para concebir —y en esto no cuenta que no tengan pareja masculina, a pesar de que eso también las convierte en estériles, aunque no biológicamente—, se los tendrán que pagar. No así los matrimonios heterosexuales, aunque solo uno de sus miembros sea infértil.
“La familia es la más importante red de protección social frente a la pobreza y la exclusión”, dijo recientemente la ministra de Sanidad, que aseguró que las políticas de apoyo a los hogares son “una prioridad”. Algo que tendrá su fruto, dijo, en el plan integral que prepara. Los colectivos esperan que no tarde y que cubra sus verdaderos problemas. Recuerdan que España es uno de los países de la UE que menos gasto social destina a la familia y uno de los pocos, por ejemplo, donde no hay prestación universal por hijo a cargo. “Necesitamos políticas integrales, no coyunturales o asistenciales”, claman desde la Federación de Familias Numerosas. Y el apoyo es más necesario que nunca. Dos millones de familias tienen ya a todos sus miembros en paro, los recortes les asedian por todos los flancos: menos becas, menos ayudas para libros o comedores escolares y menos prestaciones por hijo; al tiempo que no dejan de subir los precios de las guarderías, las tasas de las matrículas universitarias, el transporte o la electricidad. Por no hablar del gasto extra que supone el incremento en el copago farmacéutico.
Las familias afirman que se sienten desprotegidas. “Las pocas ayudas que había se han perdido”, critica José Luis Pazos, de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa). “Los costes educativos están dinamitando los presupuestos familiares”, incide. Pazos duda del compromiso del Gobierno con las familias. Un compromiso que siempre estuvo en la base de su partido. “Una cosa es el discurso y otra la aplicación práctica. El PP hace una defensa de la familia desde un punto de vista ideológico o religioso, no social”, recalca.
La tormenta se desataba otra vez hace unos días a raíz de las medidas tomadas desde Sanidad, que discriminan a las parejas de lesbianas y a las mujeres que quieren afrontar la maternidad en solitario. Familias no tradicionales que quieren elevar la exigua natalidad española —ha caído un 13% desde 2008— de la única forma que pueden hacerlo: recurriendo a tratamientos de reproducción asistida. Si no tienen un problema biológico para concebir —y en esto no cuenta que no tengan pareja masculina, a pesar de que eso también las convierte en estériles, aunque no biológicamente—, se los tendrán que pagar. No así los matrimonios heterosexuales, aunque solo uno de sus miembros sea infértil.
“La familia es la más importante red de protección social frente a la pobreza y la exclusión”, dijo recientemente la ministra de Sanidad, que aseguró que las políticas de apoyo a los hogares son “una prioridad”. Algo que tendrá su fruto, dijo, en el plan integral que prepara. Los colectivos esperan que no tarde y que cubra sus verdaderos problemas. Recuerdan que España es uno de los países de la UE que menos gasto social destina a la familia y uno de los pocos, por ejemplo, donde no hay prestación universal por hijo a cargo. “Necesitamos políticas integrales, no coyunturales o asistenciales”, claman desde la Federación de Familias Numerosas. Y el apoyo es más necesario que nunca. Dos millones de familias tienen ya a todos sus miembros en paro, los recortes les asedian por todos los flancos: menos becas, menos ayudas para libros o comedores escolares y menos prestaciones por hijo; al tiempo que no dejan de subir los precios de las guarderías, las tasas de las matrículas universitarias, el transporte o la electricidad. Por no hablar del gasto extra que supone el incremento en el copago farmacéutico.
Las familias afirman que se sienten desprotegidas. “Las pocas ayudas que había se han perdido”, critica José Luis Pazos, de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa). “Los costes educativos están dinamitando los presupuestos familiares”, incide. Pazos duda del compromiso del Gobierno con las familias. Un compromiso que siempre estuvo en la base de su partido. “Una cosa es el discurso y otra la aplicación práctica. El PP hace una defensa de la familia desde un punto de vista ideológico o religioso, no social”, recalca.
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