RED DE EXPERTOS
Lo que sabemos y lo que no sabemos del virus de Oriente Medio, el MERS
Se cree que salta de los camellos al hombre y, sin representar una amenaza para la salud global, este coronavirus ha alcanzando ya una magnitud preocupante en Corea del Sur
La actividad humana en las últimas décadas ha acelerado la proliferación de patógenos, su tasa de mutación y su capacidad de adaptarse a nuevos ambientes y huéspedes. Solo en las últimas tres décadas se han descrito 33 nuevos patógenos para el hombre, incluyendo el VIH. Uno de los virus más recientemente identificados es el que causa el síndrome respiratorio por coronavirus del Oriente Medio (MERS-CoV) y que hace unas semanas llegó a Corea del Sur en un viajero proveniente del Oriente Medio, iniciando un brote que ha alcanzado magnitudes preocupantes en el país, con 175 casos confirmados, 27 muertes y más de 2.800 pacientes aislados a fecha de hoy.
Lo que se sabe
El MERS-CoV fue identificado por primera vez en Arabia Saudí en 2012 y causa una enfermedad respiratoria que en algunos casos no pasa de ser leve o incluso asintomática y en otros puede llegar a ser mortal. Su tasa de letalidad del 36%, según datos de la OMS, es preocupantemente elevada (la del ébola es de alrededor del 60%). Como con el ébola y otras infecciones humanas por coronavirus, no existen tratamientos antivirales aprobados ni vacuna. En tres años ha habido un total de 1.333 casos de MERS-CoV en el mundo, incluyendo 471 muertes (como señala un experto, la influenza aviar H5N1 ha matado la misma cantidad de gente en 11 años). La gran mayoría de los casos de MERS-CoV han sido reportados en el Oriente Medio, en particular en Arabia Saudí, aunque otros 26 países han tenido casos importados. Los últimos países en declarar casos han sido Corea del Sur, donde está ocurriendo el mayor brote de MERS-CoV fuera de Oriente Medio, China y Tailandia, ambos con sendos casos importados. Estos últimos acontecimientos confirman que, a pesar de su limitación geográfica, el MERS representa un peligro de salud pública a nivel global. Cabe recordar que entre dos y tres millones de peregrinos de más de cien países diferentes acuden cada año a Arabia Saudí.
Lo que no se sabe
Hay evidencia, aunque no concluyente, de que el reservorio animal para infecciones humanas son los camellos (se han encontrado anticuerpos contra el virus en camellos del Oriente Medio e incluso de las Islas Canarias) y que el virus salta esporádicamente al humano. Un estudio reciente muestra que algunos cuidadores de camellos tienen anticuerpos contra el virus, a pesar de no haber enfermado. Esto sugiere que, aunque asintomáticos, podrían transmitir el virus al resto de la población y explicaría por qué muchos de los pacientes nunca han tenido contacto con camellos. Un problema es que el modo preciso de transmisión entre personas aún no está claro, aunque se piensa que puede ser a través de gotas respiratorias, o por contacto directo o indirecto. El virus es relativamente estable por lo que también podría transmitirse vía superficies contaminadas. Lo que sí está claro es que la transmisión sucede sobretodo en el contexto hospitalario. Con excepción de algunos familiares cercanos, todos los casos en Corea del Sur son pacientes que se infectaron en hospitales donde se atendieron otros enfermermos. Afortunadamente, la transmisión asociada a viajes aéreos no parece ser una característica del MERS-CoV, a diferencia del virus del SARS (otro coronavirus). Así pues, si bien la tasa de contagio estimada del MERS es baja (alrededor de 1) comparada con otras enfermedades respiratorias como el SARS (entre 3 y 4), parece ser más elevada en los hospitales.
¿Razones para inquietarse?
Durante los últimos tres años se ha observado que la incidencia de casos en Oriente Medio aumenta al llegar la primavera. Sin embargo, este año el pico estacionario comenzó antes y en más regiones de Arabia Saudí, sin que se conozcan las razones de ello. En un ejercicio reciente de colaboración internacional notable, un equipo de investigadores secuenció el genoma del MERS-CoV de Corea y China, pero no encontró evidencia de mutaciones que pudieran explicar un aumento de transmisión del virus. Para los expertos, el brote actual de MERS en Corea del Sur no presenta una amenaza de salud global, por varias razones: Primero, se trata de un virus sobretodo animal, que salta de manera esporádica al humano. Segundo, a diferencia del SARS, es poco transmisible ya que al infectar las partes profundas del pulmón no es fácilmente expulsado al toser. Sólo en un contexto hospitalario, donde se generan aerosoles por procedimientos como la ventilación mecánica, su tasa de transmisión es más elevada. Tercero, ha habido otros brotes en Arabia Saudí de mayor magnitud, por ejemplo el de Jeddah en la primavera del 2014, con 255 casos. Es posible que el número de casos de Corea del Sur sea tan elevado porque se están identificando todos los contactos y detectando todos los casos, incluso aquellos con síntomas leves.
Sin embargo, nada está escrito en piedra con los virus y no se pueden descartar mutaciones en el futuro que aumenten su transmisión o su virulencia. Por ello, independientemente de la evolución del brote actual de MERS en los próximos meses, es necesario que los clínicos, epidemiológicos y científicos trabajen en estrecha interacción para aportar más respuestas sobre la transmisión y la epidemiología de la enfermedad, antes de que sea demasiado tarde. Una señal alentadora es que la OMS, en un intento de evitar que se repitan situaciones de emergencia como la que se vivió con el ébola, está en el proceso de identificar los patógenos que merecen investigación avanzada para poder tener tratamientos o vacunas listos para testar a gran escala en caso de un brote. Es bueno saber que el virus del MERS es uno de los candidatos para la lista.
Adelaida Sarukhan es doctora en Inmunología y redactora científica en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
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