martes, 12 de junio de 2012

Sentirse normal después de una mutilación genital | Mujer | elmundo.es

Sentirse normal después de una mutilación genital | Mujer | elmundo.es

MUJER | Cirugía reconstructiva

Sentirse normal después de una mutilación genital

Una niña a punto de ser mutilada en Irak. | Afp Una niña a punto de ser mutilada en Irak. | Afp
  • La técnica para reconstruir el clítoris debería extenderse más, según un estudio
  • En los últimos 10 años, 140 millones de mujeres sufrieron una ablación
Cada cuatro minutos se produce en el mundo una ablación genital a una niña. Una práctica arraigada en ciertas culturas y dirigida tanto a reducir el placer de la mujer en las relaciones sexuales como a incrementar el del varón. Esta bárbara costumbre tiene graves consecuencias para la salud de estas chicas, pero gracias a la cirugía, se pueden mitigar. Un estudio publicado en 'The Lancet' analiza los beneficios a largo plazo de la reconstrucción, una técnica cuyo uso, subrayan los responsables, debería extenderse más.

"Las mujeres con una mutilación genital raras veces tienen acceso a la cirugía reconstructiva para mejorar sus vidas y en la mayor parte de los países desarrollados y en todos los emergentes la intervención sigue siendo prohibitivamente cara", se lamentan los autores del trabajo, en el que han analizado la evolución durante un año de 866 mujeres sometidas a una reconstrucción.

Se trata del primer estudio que analiza los resultados a largo plazo de esta intervención, con resultados positivos. Doce meses después de la cirugía, 124 mujeres de un total de 840 informaron de una ligera disminución del dolor y 290 de una reducción sustancial. El resto no experimentó ningún cambio. En cuanto a los orgasmos, 129 mujeres de las 368 que nunca habían experimentado uno, lo hicieron después de la cirugía, de forma regular o restringida. De las 97 que tenían orgasmos limitados, 57 empezaron a tenerlos de forma regular gracias a la operación. Veinte pacientes, según los autores, empeoraron.

"Estos resultados demuestran que la reconstrucción del clítoris después de una mutilación es posible. Puede mejorar el placer y reducir el dolor. También permite a las mujeres recuperar su identidad", resume el artículo firmado por Pierre Foldès, cirujano del Poissy Saint Germain Hospital e inventor de la técnica quirúrgica que hoy se utiliza en varios lugares del mundo, como en el Instituto Universitario Dexeus de Barcelona.

"La idea es adaptar una técnica clásica de alargamiento de pene", explica a ELMUNDO.es Pere Barri Soldevilla, responsable del Programa de Mutilación Genital del centro catalán. "Se busca lo que queda de clítoris, se secciona el ligamento que lo sostiene y se exterioriza, manteniendo la inervación y la vascularización. Así que recupera el aspecto normal y la funcionalidad".

140 millones de mujeres mutiladas en la última década

Barri y sus colegas llevan varios años realizando esta cirugía reconstructiva que aprendió de la mano del mismo Foldès. Hasta ahora, algo más de 30 mujeres han pasado por su quirófano y durante 2012 esperan que otras lo hagan, gracias a la financiación que han recibido de la Fundación Dexeus Salud de la Mujer y la Fundación Príncipe de Girona.

Las pacientes, en su mayoría jóvenes, acuden a su consulta básicamente por dos motivos. "Para recuperar o ganar calidad de vida sexual y porque quieren parecer normales", señala Barri. Esta última razón es también la más común en Francia y, lejos de ser frívola, "es muy importante, porque el problema psicológico es muchas veces más grave que el físico", apunta el cirujano catalán.

En los últimos 10 años, entre 130 y 140 millones de mujeres fueron sometidas a una mutilación genital. Las que escaparon o sobrevivieron a las infecciones y hemorragias, viven ahora con sus genitales externos modificados de distinta forma, en función de la cultura a la que pertenezcan. Y cuando emigran a otros países, recalca Barri, "no quieren sentirse diferentes".

La Organización Mundial de la Salud habla de cuatro tipos de mutilación, la extirpación sólo del clítoris, del clítoris y los labios menores, la infibulación (estrechamiento del orificio vaginal creando una 'cubierta' mediante la sutura de los labios menores y/o mayores) y otras prácticas como la cauterización, los pinchazos o los cortes. Estas modificaciones pueden alterar gravemente las relaciones sexuales y el parto.

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