Insulina un 25% más cara y un aumento del 200% en los contagios de VIH
Los recortes desmantelan el sistema de salud griego
El anuncio, este jueves, del cierre de 13 hospitales en el país es la última noticia aciaga para el sistema de salud griego. El sinfín de ajustes y recortes de fondos públicos ha dejado a un número creciente de personas sin seguro médico –entre ellas, unos 470.000 inmigrantes sin permiso de residencia- y a alrededor del 10% de la población en situación de “extrema pobreza”. Los recortes se hacen notar especialmente en dos ámbitos: en la salud mental, con un incremento de los suicidios de alrededor del 20% sólo entre 2009 y 2011, así como una reducción drástica de los programas de prevención y asistencia, y en el campo de las enfermedades infecto-contagiosas, con un aumento dramático de los contagios por VIH –los casos se han disparado un 200% desde 2011- y brotes de enfermedades que se creían erradicadas en Europa, como la tuberculosis, o son propias de otros continentes, como la malaria. En paralelo, se ha producido una sangría de médicos en el país: sólo en la región de Atenas, 4.000 médicos han emigrado al extranjero en los últimos tres años, según el colegio médico local.
La reducción de personal en hospitales públicos es otra consecuencia de la austeridad. Grecia gastará este año 2.000 millones de euros, frente a los más de 3.000 millones que destinaba a tal efecto en 2009. El segundo rescate, acordado en febrero de 2012 por valor de 130.000 millones de euros, establecía la obligatoriedad de cerrar o fusionar hospitales para reducir la factura sanitaria del Estado; en este contexto se inscribe el anunciado cierre de 13 establecimientos en todo el país. El Estado adeudaba a mediados de abril 35 millones de euros en sueldos a trabajadores hospitalarios.
El incremento del número de parados de larga duración ha dejado sin prestación por desempleo a un creciente número de personas; actualmente sólo perciben subsidio de paro unas 160.000 personas del 1,3 millones sin trabajo. El desempleo golpea especialmente a los menores de 25 años (más del 60%), lo que ha multiplicado el consumo de drogas por vía parenteral y, consecuentemente, el número de contagios de VIH. El cierre de los centros que realizaban gratis la prueba del sida, otro recorte de la Administración, ha disparado la prevalencia a niveles epidemiológicos: el número de contagios es hoy un 200% mayor que en 2011; y los fondos públicos para la detección se hallan bloqueados desde 2012. El contagio entre drogodependientes supone la mitad de los casos; por primera vez, la principal vía de contagio han sido las relaciones homosexuales sin protección.
El sistema de copago vigente obliga al ciudadano a sufragar cualquier acto médico, de unos análisis a un parto o una cesárea, lo que expulsa del sistema –hacia la atención sanitaria de ONG o la beneficencia interesada de partidos como el neonazi Aurora Dorada, con un sistema de médicos “sólo para griegos”- a un creciente número de personas. En noviembre pasado, además, el Gobierno aprobó una subida del 10% al 25% en el copago de medicamentos para enfermedades crónicas graves. La tasa menor se aplicará a las enfermedades primarias o principales, y el 25%, a las derivadas o secundarias. Es decir, el tratamiento para el cáncer o el sida queda excluido de la tasa, pero no la medicación para las dolencias derivadas que suelen acompañarlas. En la lista de medicamentos gravados figuran los indicados para el tratamiento del Párkinson, la diabetes –la insulina tiene un recargo del 25%-, el Alzheimer y la demencia o las cardiopatías congénitas, entre una quincena de dolencias. A partir de 2014, además, se impondrá el pago de un euro por receta, además del correspondiente incremento del copago farmacéutico.
La reducción de personal en hospitales públicos es otra consecuencia de la austeridad. Grecia gastará este año 2.000 millones de euros, frente a los más de 3.000 millones que destinaba a tal efecto en 2009. El segundo rescate, acordado en febrero de 2012 por valor de 130.000 millones de euros, establecía la obligatoriedad de cerrar o fusionar hospitales para reducir la factura sanitaria del Estado; en este contexto se inscribe el anunciado cierre de 13 establecimientos en todo el país. El Estado adeudaba a mediados de abril 35 millones de euros en sueldos a trabajadores hospitalarios.
El incremento del número de parados de larga duración ha dejado sin prestación por desempleo a un creciente número de personas; actualmente sólo perciben subsidio de paro unas 160.000 personas del 1,3 millones sin trabajo. El desempleo golpea especialmente a los menores de 25 años (más del 60%), lo que ha multiplicado el consumo de drogas por vía parenteral y, consecuentemente, el número de contagios de VIH. El cierre de los centros que realizaban gratis la prueba del sida, otro recorte de la Administración, ha disparado la prevalencia a niveles epidemiológicos: el número de contagios es hoy un 200% mayor que en 2011; y los fondos públicos para la detección se hallan bloqueados desde 2012. El contagio entre drogodependientes supone la mitad de los casos; por primera vez, la principal vía de contagio han sido las relaciones homosexuales sin protección.
El sistema de copago vigente obliga al ciudadano a sufragar cualquier acto médico, de unos análisis a un parto o una cesárea, lo que expulsa del sistema –hacia la atención sanitaria de ONG o la beneficencia interesada de partidos como el neonazi Aurora Dorada, con un sistema de médicos “sólo para griegos”- a un creciente número de personas. En noviembre pasado, además, el Gobierno aprobó una subida del 10% al 25% en el copago de medicamentos para enfermedades crónicas graves. La tasa menor se aplicará a las enfermedades primarias o principales, y el 25%, a las derivadas o secundarias. Es decir, el tratamiento para el cáncer o el sida queda excluido de la tasa, pero no la medicación para las dolencias derivadas que suelen acompañarlas. En la lista de medicamentos gravados figuran los indicados para el tratamiento del Párkinson, la diabetes –la insulina tiene un recargo del 25%-, el Alzheimer y la demencia o las cardiopatías congénitas, entre una quincena de dolencias. A partir de 2014, además, se impondrá el pago de un euro por receta, además del correspondiente incremento del copago farmacéutico.
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