Jornada de emprendimiento biotecnológico
La empresa recibe valor del inversor más allá del dinero
Un acto organizado por la Fundación Rafael del Pino, en colaboración con el CNIO, expone los factores con los que sigue lidiando el científico emprendedor.
Nuria Monsó | dmredaccion@diariomedico.com | 22/07/2013 00:00
Los participantes en la jornada organizada en Madrid por la Fundación Rafael del Pino: Marisol Quintero, directora de Innovación del CNIO; Elisabeth de los Pinos, de Aura Biosciences; Eduardo Bravo, de Tigenix, y Javier García, consultor independiente del sector farmacéutico. (Luis Camacho)
Ésta ha sido la conclusión de la mesa redonda Experiencias empresariales: claves del éxito científico y empresarial, celebrada dentro de la 1º Jornada de emprendimiento biotecnológico organizada por la Fundación Rafael del Pino, en Madrid, con la colaboración del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Sin olvidar la parte puramente científica, los protagonistas coincidieron en señalar que los emprendedores ligados a la biotecnología sanitaria necesitan tomar cierta distancia a la hora de evaluar sus proyectos y deben escuchar más al mercado: "La vida de nuestras compañías depende de un grupo de ratones o de un grupo de inversores", explicó Elisabeth de los Pinos, fundadora y presidenta de Aura Biosciences. En el debate también participaron Eduardo Bravo, consejero delegado de Tigenix; Javier García, consultor independiente especializado en la industria farmacéutica, y como moderadora Marisol Quintero, directora de Innovación del CNIO, quien señaló el deseo de dicha institución de acercar estas experiencias de emprendimiento a su día a día.
Conocer el capital
Javier García explicó que ceder parte de poder ante el inversor para que éste pueda evaluar y marcar ciertas pautas al emprendedor tiene ventajas a largo plazo: "El capital aporta intangibles difíciles de valorar al principio, pero tremendamente tangibles para llegar a un punto final en unos desarrollos tan largos y costosos". En ese sentido, añadió que la química entre los inversores y el jefe del proyecto es fundamental, un factor que las entidades de capital de riesgo tienen muy en cuenta.
Quienes buscan financiación suelen inflar el valor real de la compañía, así que son los inversores los que tienen que ponerles los pies en la tierra. Así, tal y como lo expresó Eduardo Bravo, "las primeras rondas de financiación son destructivas de valor".
No obstante, el consejero delegado de Tigenix defendió que los inversores expertos en el sector no sólo aportan dinero, sino también conocimiento sobre la realidad del mercado: cómo evitar los errores más frecuentes, contacto... "La gente no piensa en eso cuando se lamenta de que va a tener una valoración muy inferior si opta por el capital de riesgo especializado. Hay que hacer la tarta grande, no pensar en que te den un pedazo grande de una tarta pequeña".
En la misma línea, y basándose en su experiencia en Estados Unidos, De los Pinos apuntó que las mayores virtudes de un emprendedor son la ambición y ser lo suficientemente humilde como para reconocer que los miembros de su equipo, los inversores y las farmacéuticas saben más que él.
Conocer los ciclos
La presidenta de Aura Biosciences también opinó que no hay que obsesionarse con obtener mucha financiación al inicio del proyecto, lo que supone un error muy frecuente: "Puede ser contraproducente. Las compañías tienen ciclos, y poner el valor de la empresa muy alto al principio puede provocar la pérdida de interés de un segundo inversor".
Según García, en España no faltan ni buenos científicos ni buenas ideas, sino voluntad de pedir ayuda a la hora de entrar en el mercado: "La respuesta no está en una buena tecnología, sino en preguntar a las farmacéuticas qué están buscando". Según el consultor, lejos de negarse a colaborar, "las farmacéuticas suelen darte feedback genuino de tus proyectos. Tienen mucho interés porque ya tienen asumido que no van a inventarlo todo". Aunque asume que la mayor parte de las respuestas no serán positivas, "pero es mejor hacer algo con salida en el mercado que tirar tiempo y dinero".
El momento de hablar sobre cómo compaginar ciencia y empresa también tuvo protagonismo en la jornada, y por extensión el eterno debate entre investigación pública y privada. Marisol Quintero, que durante la mayor parte del tiempo se había ceñido a su papel de moderadora, consideró oportuno señalar que los científicos que ceden sus soluciones a algunas empresas experimentan "grandes frustraciones" porque sienten que no tienen voz en los proyectos: "Mi consejo es que se olviden de la tecnología una vez la ponen al servicio de una empresa; pero les cuesta muchísimo dejar en manos de un empresario la gestión de un desarrollo que ya no es ciencia, sino un producto".
Adecuar el hallazgo
La fundadora de Aura Biosciences se mostró de acuerdo con la directora de Innovación del CNIO: "El investigador tiene que entender que el descubrimiento puede ser de Premio Nobel, pero la aplicación en el mercado tiene que ser para un nicho".
De los Pinos recalcó que es necesario ser más flexible respecto a la tecnología en la que se basa la empresa: "Hay que enamorarse de la causa. Es superpeligroso enamorarse de la solución que propones, de la tecnología, porque a lo mejor no es la adecuada para tu objetivo".
Para pasar de científico a empresario hay que sortear numerosas trabas
Pasan los años...Después de muchos años debatiendo en torno a la relación bioemprendedor-inversor-laboratorio, poco ha cambiado; aún hay mucho que pulir entre todos los actores
¿Sobrevalorado?
El emprendedor suele cargar con una de las principales características: sobrevalora su proyecto, lo que puede dificultar su desarrollo
Consultar
Conviene consultar con las farmacéuticas; en ocasiones se cree lo contrario, pero suelen dar buen 'feedback'; el emprendedor debe tener voluntad de pedir ayuda
Tecnología y más
La tecnología no es lo más importante, y los laboratorios saben que no pueden inventarlo todo: esperan que las ideas se acerquen a ellos
En contrar el sitio
Una de las bases más importantes es, tras tener una idea, no querer abarcar mucho y centrarse en un nicho concreto
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