lunes, 15 de abril de 2013

En tiempos de crisis, más atención primaria - DiarioMedico.com

En tiempos de crisis, más atención primaria - DiarioMedico.com

Columna invitada. José Luis Llisterri

En tiempos de crisis, más atención primaria


Se cumple un año desde la celebración del anterior Día Nacional de la Atención Primaria que conmemoramos bajo el lema Por tu salud y por la nuestra. En aquel 12 de abril de 2012, los integrantes del Foro de Atención Primaria reivindicamos el papel vertebrador de este nivel asistencial para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud (SNS). Poco después, la aprobación del Real Decreto-ley 16/2012 inició un periodo nefasto que ha ido socavando, precisamente, todos los argumentos, medidas y acciones que defendimos para hacer más eficiente la llamada "puerta de entrada del ciudadano al SNS", hasta convertirlo en "la puerta de atrás" del sistema sanitario.

Han sido meses en los que se han ido aprobando numerosas medidas adoptadas tanto por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, como por las comunidades autónomas, que han establecido una línea de ataque directa al concepto de sanidad pública tal y como la concebimos a día de hoy.
Como consecuencia, el lema que creímos más apropiado para celebrar de nuevo el Día Nacional de la Atención Primaria ha sido En tiempos de crisis, más Atención Primaria. ¿Por qué? ¿Qué ha cambiado en este año? En mi opinión, hemos pasado de tener un sistema sanitario envidiado en los países más desarrollados económicamente, en las democracias más avanzadas, basado en el fortalecimiento de la primaria y del concepto de servicio público básico y esencial de los derechos de los ciudadanos, a convertirlo, poco a poco, en un sistema que, con la excusa de la situación económica de nuestro país, se quiere desmantelar.

La crisis de la sanidad es consecuencia de una crisis institucional y económica, y no al revés. Desde siempre hemos pedido más capacidad de gestión y una despolitización del Consejo Interterritorial para conseguir la equidad y la eficiencia en la macro-gestión.

Quienes mejor conocemos la forma de mejorar el sistema, de hacerlo coste-efectivo, somos precisamente los médicos y profesionales. Sin embargo, nos hemos sentido ninguneados por las administraciones públicas, que sólo han contado con nosotros para comunicarnos las medidas que ya estaban decididas. ¿Cómo vamos a reformar nuestro sistema sanitario si las personas que deciden pertenecen al ámbito político y no cuentan con la experiencia de los médicos, que fueron los que, con su trabajo, esfuerzo y dedicación durante los últimos 30 años lograron convertirlo en un ejemplo para el resto de países?

Hay que atajar urgentemente numerosos problemas que son los realmente importantes. No es lógico ni operativo tener 17 sistemas distintos con absoluta libertad para aplicar las resoluciones del Consejo Interterritorial, y, lo que es peor, con 17 sistemas de reconocimiento salarial, laboral y profesional. Es necesaria la restricción de inversiones en nuevas infraestructuras y tecnologías, la coordinación entre niveles y la instauración de la historia clínica electrónica común para todos los pacientes y ámbitos. Esto permitiría evitar duplicidades diagnósticas y terapéuticas.

formación, docencia, investigación
Los políticos y gestores quieren construir un sistema eficiente. Pues bien, para conseguirlo tienen que darse cuenta de que la herramienta más coste-efectiva es la formación continuada del médico, la docencia y la investigación. Si no hay conocimiento, formación e inversión, no puede haber eficiencia.

Debemos preguntarnos si es posible alcanzar este objetivo con un presupuesto en primaria cuatro veces inferior al hospitalario, si es posible continuar con un sistema que posee tres veces más especialistas del 2º y 3º nivel que médicos de primaria, cuando la OMS indica que para ser eficientes se precisa el 60 por ciento de médicos de Familia.

Las medidas de contención del gasto dirigidas a reducciones, tanto salariales como de tiempo de contratación, cierre de consultorios y de PAC, no sólo van contra la dignidad propia de nuestra profesión, sino que atacan a la universalidad, accesibilidad, eficiencia y calidad de la asistencia sanitaria.

Es necesario establecer un modelo retributivo homogéneo en todo el SNS. En este sentido, es indispensable incentivar el rendimiento con el reconocimiento profesional, laboral, social y salarial ligado a la responsabilidad, competencia y productividad de los profesionales. La carrera profesional debería estar basada en estos principios y ligada a la recertificación (reacreditación periódica) como mecanismo de actualización y mejora de habilidades, además de a la antigüedad.

Si de verdad nuestros gobernantes quieren hacer sostenible el SNS, deberían ser conscientes de que sólo se conseguirá otorgándonos una mayor capacidad de gestión; invirtiendo en lugar de recortando. Tienen que contar con nosotros para solucionar el problema, no convertirnos en los causantes y culpables de él. En tiempos de crisis, sin más inversión en atención primaria, todos perdemos.

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