Nuevas drogas para burlar la ley
Europa alerta de la explosión de sustancias artificiales
Se detecta una cada semana
21 personas murieron en 2012 por un derivado de la anfetamina
Antonio Jiménez Barca / Emilio de Benito Lisboa / Madrid 28 MAY 2013 - 22:05 CET83
Las drogas están experimentando una revolución gradual y alarmante. El Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (OEDT) alertó ayer de la profusión de drogas sintéticas de nuevo cuño, producidas a gran escala en China e India (entre otros países), y distribuidas luego en Europa, muchas veces a través de Internet. Cada semana aparece una nueva en algún país europeo. En concreto, 73 en 2012, casi el doble que las de 2011. Mediante pequeñas variaciones en sustancias ya conocidas, los traficantes mantienen sus propiedades estupefacientes, pero, al tratarse de moléculas nuevas, consiguen un producto que aún no está en las listas de los psicoactivos prohibidos. Son sustancias más baratas y demandadas en tiempos de crisis. En una web se puede comprar, por ejemplo, a menos de 10 euros la pastilla sustitutiva de las anfetaminas o el éxtasis o a 40 el gramo de la alternativa a la cocaína, alrededor de un 20% menos que los originales, aunque a esto habría que sumar gastos de envío; hay múltiples variedades y ofertas.
Es un cambio paso a paso. El mercado de la droga está ya copado y orientado, con unos consumidores bastante fieles, aunque en descenso. Se trata de ofrecer anfetaminas o cannabinoides legales (o, al menos, alegales). Pequeñas variantes con unos efectos similares a los de las sustancias que ya se conocen, aunque en ocasiones el experimento se va de las manos. “La gente no sabe a veces lo que se está tomando”, denuncia Ana Gallegos, responsable del Sistema de Alerta Rápida de detección del OEDT. Sucedió con una variante de la anfetamina que causó 21 muertes.
En Europa, España incluida, los estupefacientes se persiguen solo si están registrados en la lista correspondiente, explica Julia González, responsable del Observatorio Español sobre Drogas. Son los “productos bajo fiscalización”, y el sistema funciona por medio de listas cerradas. “Si algo no está en esa lista, no es ilegal”, añade González.
Y aquí entra la picaresca de los traficantes. De las 73 drogas artificiales detectadas en el último año, 30 eran cannabinoides sintéticos. Otras pertenecían al grupo de las anfetaminas, indica González, y, por último, están las sustancias a las que se encuentra un uso psicoactivo pero que tienen otra utilidad, como ha pasado recientemente con fertilizantes o sales de baño. El truco de los dos primeros grupos está en que basta con cambiar un átomo de la molécula para que se obtenga una sustancia oficialmente distinta, y que por tanto, ya no está en la lista de las prohibidas. “Las posibilidades son, por tanto, casi infinitas”, dice Núria Calzada, coordinadora de la ONG Energy Control. Y los fabricantes aprovechan el tiempo que pasa desde que las producen hasta que entran en las listas de sustancias prohibidas para comercializarlas.
“El mercado es ilegal, pero no es idiota”, dice González, quien afirma que en 2012 no se detectó ninguna de estas nuevas sustancias en España como novedad, pero que este año ya han notificado una. Luego el proceso es informar al Observatorio Europeo, que lo transmite a los países. Tras evaluar su efecto, cada país debe incluirlo en su lista de sustancias fiscalizadas, pero tiene un año para hacerlo. Durante ese tiempo la nueva droga se desarrolla en una especie de limbo legal, ya que no está oficialmente prohibida.
Los datos europeos no determinan cuántas personas toman estas sustancias, ya que, además, muchas se venden por su nombre genérico (anfetaminas, cannabis) o, a veces, como adulterantes de las ya conocidas. Pero, mientras se sistematiza su situación, nadie las controla. Y, como dice Calzada, nadie encuentra en un análisis algo que no se busca.
El año pasado, una nueva sustancia, denominada 5-IT o 5-2-aminopropilindol, derivada de la anfetamina, causó la muerte a 21 personas en seis meses en cuatro países distintos: Inglaterra, Alemania, Suecia y Hungría. De ahí la cautela y el celo que los expertos emplean a la hora de describir y perseguir estas nuevas drogas. “El problema es que no se sabe lo que están tomando y tampoco, claro está, en qué dosis: algo que en una dosis puede no ser mortal lo es en otra”, explica la especialista Ana Gallegos.
El caso de Marta, una madrileña en la treintena, no es una excepción. Compró una cápsula de Seex. Se vendía a 10 a los amigos y a 15 a los desconocidos. “Ni se me ocurre volver a pillarla. Es una puta mierda. De hecho me sobró y creo que lo voy a llevar a Energy Control a que lo analicen”, dice. “Es la antidroga, muy malrollera, desapasionada, chunga, tensa...”.
El estudio alerta de que el consumo de drogas “es una de las principales causas de mortalidad entre jóvenes en Europa, tanto directamente (sobredosis) como por enfermedades relacionadas, accidentes, actos de violencia o suicidios”. En 2011, en Europa, se registraron cerca de 6.500 casos de muerte por sobredosis. Es algo menos que en 2010. En estas muertes, en tres de cada cuatro casos, hay siempre un componente de heroína, mezclado con más sustancias tóxicas. El número va bajando porque también se reduce el número de personas que se inyectan y aumenta el de aquellos que acuden a tratamientos. De media, en Europa se producen 20 muertes por sobredosis cada millón de personas. Aunque hay países, como Estonia, Noruega, Finlandia o Reino Unido que están por encima de esa media. En España, por debajo de esta media siniestra, murieron por sobredosis 390 personas en 2011, casi 50 menos que el año anterior.
En estas estadísticas no se incluyen las muertes por ingesta de drogas de última generación. Por ejemplo, no están incluidas estas 20 muertes por 5-IT. “Cuando hablamos de sobredosis nos referimos a muertes por sustancias conocidas. Estas nuevas sustancias, en muchos casos, son indetectables, y a veces, nos tememos que no quedan registradas en las autopsias. Es un problema al que estamos prestando mucha atención ahora”, explica João Matias, especialista en mortalidad del Observatorio de Drogas.
Esta fabricación de nuevas sustancias se realiza sobre todo en laboratorios de India o China, que los producen a gran escala para distribuirlas luego en Europa. Y los laboratorios en los que se analiza y se detectan van por detrás de los fabricantes. Internet, además, se ha convertido en un eficaz medio de compra y de adquisición de estupefacientes. “El mundo de las drogas se ha vuelto mucho más dinámico y complejo”, afirma el director del Observatorio, Wolfgang Götz.
Las sustancias artificiales no se reparten por igual. González, indica que al norte se envían las sustancias similares a las anfetaminas, y al sur, las de los cannabinoides, buscando al público más acostumbrado al original.
También ha descendido el uso de la cocaína. España, que es el segundo país en consumo de Europa (detrás solo de Reino Unido) refleja esta tendencia. De hecho, las cifras muestran un descenso en picado del consumo de esta droga en España desde 2008, año en que comenzó la crisis. En 2012, el porcentaje de personas que admiten haberla tomado al menos una vez durante el año anterior era del 8,8%. En 2009 era del 10,2%. Entre los consumidores de cocaína, puede hacerse una distinción, según señala el informe: “Los más integrados socialmente, que toman la droga en un contexto recreativo, y los más marginados, que consumen la droga, a menudo junto con otras sustancias, en el marco de un problema de drogodependencia crónico”.
El consumo de hachís desciende levemente en Europa. En España, en 2010, el 10,6% de la población mayor de 15 años admitió haber probado esta sustancia por lo menos una vez. Este porcentaje, en 2009, era del 10,1%.
Aparte del consumo, hay otra manera de medir el consumo de drogas: los alijos. Respecto a España y Portugal, el estudio también señala que las incautaciones de droga han descendido significativamente: en 2006 se aprehendían alrededor de 80 toneladas al año. En 2011, esta cantidad no pasó de las 20 toneladas.
Esto no quiere decir que haya descendido a esa escala en consumo, sino que los narcotraficantes prefieren otras rutas para hacer llegar la mercancía al mercado europeo.
Es un cambio paso a paso. El mercado de la droga está ya copado y orientado, con unos consumidores bastante fieles, aunque en descenso. Se trata de ofrecer anfetaminas o cannabinoides legales (o, al menos, alegales). Pequeñas variantes con unos efectos similares a los de las sustancias que ya se conocen, aunque en ocasiones el experimento se va de las manos. “La gente no sabe a veces lo que se está tomando”, denuncia Ana Gallegos, responsable del Sistema de Alerta Rápida de detección del OEDT. Sucedió con una variante de la anfetamina que causó 21 muertes.
En Europa, España incluida, los estupefacientes se persiguen solo si están registrados en la lista correspondiente, explica Julia González, responsable del Observatorio Español sobre Drogas. Son los “productos bajo fiscalización”, y el sistema funciona por medio de listas cerradas. “Si algo no está en esa lista, no es ilegal”, añade González.
Y aquí entra la picaresca de los traficantes. De las 73 drogas artificiales detectadas en el último año, 30 eran cannabinoides sintéticos. Otras pertenecían al grupo de las anfetaminas, indica González, y, por último, están las sustancias a las que se encuentra un uso psicoactivo pero que tienen otra utilidad, como ha pasado recientemente con fertilizantes o sales de baño. El truco de los dos primeros grupos está en que basta con cambiar un átomo de la molécula para que se obtenga una sustancia oficialmente distinta, y que por tanto, ya no está en la lista de las prohibidas. “Las posibilidades son, por tanto, casi infinitas”, dice Núria Calzada, coordinadora de la ONG Energy Control. Y los fabricantes aprovechan el tiempo que pasa desde que las producen hasta que entran en las listas de sustancias prohibidas para comercializarlas.
“El mercado es ilegal, pero no es idiota”, dice González, quien afirma que en 2012 no se detectó ninguna de estas nuevas sustancias en España como novedad, pero que este año ya han notificado una. Luego el proceso es informar al Observatorio Europeo, que lo transmite a los países. Tras evaluar su efecto, cada país debe incluirlo en su lista de sustancias fiscalizadas, pero tiene un año para hacerlo. Durante ese tiempo la nueva droga se desarrolla en una especie de limbo legal, ya que no está oficialmente prohibida.
Los datos europeos no determinan cuántas personas toman estas sustancias, ya que, además, muchas se venden por su nombre genérico (anfetaminas, cannabis) o, a veces, como adulterantes de las ya conocidas. Pero, mientras se sistematiza su situación, nadie las controla. Y, como dice Calzada, nadie encuentra en un análisis algo que no se busca.
El año pasado, una nueva sustancia, denominada 5-IT o 5-2-aminopropilindol, derivada de la anfetamina, causó la muerte a 21 personas en seis meses en cuatro países distintos: Inglaterra, Alemania, Suecia y Hungría. De ahí la cautela y el celo que los expertos emplean a la hora de describir y perseguir estas nuevas drogas. “El problema es que no se sabe lo que están tomando y tampoco, claro está, en qué dosis: algo que en una dosis puede no ser mortal lo es en otra”, explica la especialista Ana Gallegos.
El caso de Marta, una madrileña en la treintena, no es una excepción. Compró una cápsula de Seex. Se vendía a 10 a los amigos y a 15 a los desconocidos. “Ni se me ocurre volver a pillarla. Es una puta mierda. De hecho me sobró y creo que lo voy a llevar a Energy Control a que lo analicen”, dice. “Es la antidroga, muy malrollera, desapasionada, chunga, tensa...”.
El estudio alerta de que el consumo de drogas “es una de las principales causas de mortalidad entre jóvenes en Europa, tanto directamente (sobredosis) como por enfermedades relacionadas, accidentes, actos de violencia o suicidios”. En 2011, en Europa, se registraron cerca de 6.500 casos de muerte por sobredosis. Es algo menos que en 2010. En estas muertes, en tres de cada cuatro casos, hay siempre un componente de heroína, mezclado con más sustancias tóxicas. El número va bajando porque también se reduce el número de personas que se inyectan y aumenta el de aquellos que acuden a tratamientos. De media, en Europa se producen 20 muertes por sobredosis cada millón de personas. Aunque hay países, como Estonia, Noruega, Finlandia o Reino Unido que están por encima de esa media. En España, por debajo de esta media siniestra, murieron por sobredosis 390 personas en 2011, casi 50 menos que el año anterior.
En estas estadísticas no se incluyen las muertes por ingesta de drogas de última generación. Por ejemplo, no están incluidas estas 20 muertes por 5-IT. “Cuando hablamos de sobredosis nos referimos a muertes por sustancias conocidas. Estas nuevas sustancias, en muchos casos, son indetectables, y a veces, nos tememos que no quedan registradas en las autopsias. Es un problema al que estamos prestando mucha atención ahora”, explica João Matias, especialista en mortalidad del Observatorio de Drogas.
Esta fabricación de nuevas sustancias se realiza sobre todo en laboratorios de India o China, que los producen a gran escala para distribuirlas luego en Europa. Y los laboratorios en los que se analiza y se detectan van por detrás de los fabricantes. Internet, además, se ha convertido en un eficaz medio de compra y de adquisición de estupefacientes. “El mundo de las drogas se ha vuelto mucho más dinámico y complejo”, afirma el director del Observatorio, Wolfgang Götz.
Las sustancias artificiales no se reparten por igual. González, indica que al norte se envían las sustancias similares a las anfetaminas, y al sur, las de los cannabinoides, buscando al público más acostumbrado al original.
Las 'clásicas' descienden
Pese a las nuevas prácticas de los traficantes, el consumo de las denominadas drogas habituales desciende. En el caso de la heroína, por ejemplo, el informe resalta que en 2007 el número de personas que comenzaron un tratamiento para desintoxicarse de esta sustancia llegó a 59.000. En 2011 descendió a 41.000.También ha descendido el uso de la cocaína. España, que es el segundo país en consumo de Europa (detrás solo de Reino Unido) refleja esta tendencia. De hecho, las cifras muestran un descenso en picado del consumo de esta droga en España desde 2008, año en que comenzó la crisis. En 2012, el porcentaje de personas que admiten haberla tomado al menos una vez durante el año anterior era del 8,8%. En 2009 era del 10,2%. Entre los consumidores de cocaína, puede hacerse una distinción, según señala el informe: “Los más integrados socialmente, que toman la droga en un contexto recreativo, y los más marginados, que consumen la droga, a menudo junto con otras sustancias, en el marco de un problema de drogodependencia crónico”.
El consumo de hachís desciende levemente en Europa. En España, en 2010, el 10,6% de la población mayor de 15 años admitió haber probado esta sustancia por lo menos una vez. Este porcentaje, en 2009, era del 10,1%.
Aparte del consumo, hay otra manera de medir el consumo de drogas: los alijos. Respecto a España y Portugal, el estudio también señala que las incautaciones de droga han descendido significativamente: en 2006 se aprehendían alrededor de 80 toneladas al año. En 2011, esta cantidad no pasó de las 20 toneladas.
Esto no quiere decir que haya descendido a esa escala en consumo, sino que los narcotraficantes prefieren otras rutas para hacer llegar la mercancía al mercado europeo.
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