En las fases II y III de los ensayos clínicos
Expertos piden ayudas públicas a la industria
Más apoyos en las fases II y III de los ensayos permitirían reducir los costes de las patentes y fabricar fármacos más baratos para el Tercer Mundo.
Santiago Rego. Santander | 21/06/2013 00:00
Manuel Lobato, Germán Velásquez, Fernando Antoñanzas y Manuel García-Goñi, participantes en la mesa redonda sobre patentes e innovación. (Roberto Ruiz)
- La AES ya pidió en un documento de consenso en 2011 que se deje de financiar, parcial o totalmente, medicamentos y productos con escaso valor clínico
Antoñanzas, que dudó sobre la conveniencia de conceder patentes que no sean "verdaderamente innovadoras", señaló que en el actual escenario de recesión y crisis, la situación obliga a reorientar el modelo de crecimiento y a superar las tentaciones cortoplacistas. "En general, los políticos están preocupados por tomar medidas a corto plazo, y les falta la visión necesaria a largo, pese a que es conocido que la exclusividad de las patentes en medicamentos ha provocado precios altos, derivados muchas veces de un marketing muy costoso, y dificultades, por tanto, posteriores de acceso para la población de los países menos desarrollados".
La propuesta de Antoñanzas no pasó desapercibida para Germán Velásquez, consejero de Salud y Desarrollo del Centro Sur, en Ginebra, para quien "la salud no es una mercancía. Existe incluso un acuerdo internacional que permite a cualquier gobierno retirar una patente y empezar a producir el medicamento en caso de emergencia sanitaria. Por eso no se pueden permitir tantas patentes de medicamentos que aportan muy poco al paciente".
Desfinanciar
A este respecto, Manuel García-Goñi, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, de Madrid, y moderador de la mesa, recordó que la AES ya ha expresado en un documento que es preciso dejar de financiar, parcial o completamente, medicamentos, dispositivos, aparatos, procedimientos y servicios con escaso valor clínico.
- El actual escenario de recesión y crisis obliga a reorientar el modelo de crecimiento económico y superar las tentaciones cortoplacistas de los políticos
Buen ejemplo de ello es que la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual recoge en sus estadísticas sobre patentes que el mayor número de solicitudes corresponde al sector farmacéutico y sanitario en general.
Por su parte, Michele Boldrin, profesor de Economía de la George Washington University, manifestó que el sistema de patentes debería ser abolido "porque sofoca la innovación, y la ventaja de llegar primero al mercado con una nueva tecnología ya es suficiente para garantizar al inventor el retorno de su inversión. No existe evidencia empírica de que las patentes sirvan para aumentar la innovación o la productividad, a menos que se identifique a la productividad con el número de patentes concedidas".
En su opinión, no existe tampoco correlación entre el número de patentes y la innovación farmacéutica. "La evidencia histórica indica que políticas de patente que garantizan fuertes derechos de propiedad intelectual a las primeras generaciones de inventores, pueden desalentar la innovación". Según Boldrin, entre 1983 y 2010 el volumen de patentes concedidas en Estados Unidos se cuadruplicó, mientras que los gastos en I+D y las ganancias de productividad no fueron ni de lejos a ese ritmo.
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