VIDEOBLOG | Investigación médica
Estudios que no se validan
La inmensa mayoría de los intentos que hacen los laboratorios farmacéuticos para conseguir productos contra el cáncer fracasan estrepitosamente. Se gastan decenas de millones de euros en ensayar moléculas que en principio parecen prometedoras para luego tener que reconocer que no funcionan.
Esta misma semana un trabajo publicado en la revista 'Nature' orienta sobre el porqué de algunos de los fallos que suelen suceder. Todos los fármacos llegan a las primeras fases de ensayos en humanos avalados por el supuesto éxito de sesudos estudios realizados en los laboratorios, la fase preclínica. El producto a testar ha funcionado bien en cultivos celulares primero y luego en los ratones a los que se les han inoculado los tumores.
Independientemente de que, desafortunadamente, desde la pipeta a la cama del paciente a veces la distancia es infinita existe otro problema, hasta ahora poco publicitado, que hay que tener en cuenta.
Lo que hace muchas veces que las multinacionales intenten conseguir una molécula contra el cáncer es la publicación de estudios de laboratorio o en animales con esperanzadores resultados. Se tiene la sensación que cuando algo ve la luz aunque sea una sola vez en 'Nature', en 'Science' o en 'Cell' las posibilidades de trasladar ese éxito a la práctica clínica son altas.
Lo que pocos se preguntan es si los resultados de ese experimento se han reproducido en otros laboratorios distintos a aquel en se hizo en un principio.
Expertos de la compañía AMGEN, autores del trabajo mencionado, alertan de que en un porcentaje muy, muy, elevado de las veces no es posible duplicar esos datos. Se intenta, y no se logra. Ese es un error grave, porque en Ciencia lo que no se consigue reproducir por terceros no es científicamente validable.
La reflexión es clara: la oncología necesita más finura en la fase preclínica si se quiere avanzar más de lo que se ha hecho. Las revistas científicas deben ser más cuidadosas a la hora de publicar estudios y de pedir la reproducción de los mismos y, sobre todo, tienen que estar atentas.
Esta misma semana un trabajo publicado en la revista 'Nature' orienta sobre el porqué de algunos de los fallos que suelen suceder. Todos los fármacos llegan a las primeras fases de ensayos en humanos avalados por el supuesto éxito de sesudos estudios realizados en los laboratorios, la fase preclínica. El producto a testar ha funcionado bien en cultivos celulares primero y luego en los ratones a los que se les han inoculado los tumores.
Independientemente de que, desafortunadamente, desde la pipeta a la cama del paciente a veces la distancia es infinita existe otro problema, hasta ahora poco publicitado, que hay que tener en cuenta.
Lo que hace muchas veces que las multinacionales intenten conseguir una molécula contra el cáncer es la publicación de estudios de laboratorio o en animales con esperanzadores resultados. Se tiene la sensación que cuando algo ve la luz aunque sea una sola vez en 'Nature', en 'Science' o en 'Cell' las posibilidades de trasladar ese éxito a la práctica clínica son altas.
Lo que pocos se preguntan es si los resultados de ese experimento se han reproducido en otros laboratorios distintos a aquel en se hizo en un principio.
Expertos de la compañía AMGEN, autores del trabajo mencionado, alertan de que en un porcentaje muy, muy, elevado de las veces no es posible duplicar esos datos. Se intenta, y no se logra. Ese es un error grave, porque en Ciencia lo que no se consigue reproducir por terceros no es científicamente validable.
La reflexión es clara: la oncología necesita más finura en la fase preclínica si se quiere avanzar más de lo que se ha hecho. Las revistas científicas deben ser más cuidadosas a la hora de publicar estudios y de pedir la reproducción de los mismos y, sobre todo, tienen que estar atentas.
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