La enfermedad cardiovascular, la primera causa de defunción en las mujeres europeas
• En el Día Internacional de la Mujer, que se celebra el 8 de marzo, la SEC recuerda que la enfermedad cardiovascular es más prevalente en las mujeres que en los hombres
• La ECV es la primera causa de mortalidad en Europa aunque se tiene la percepción errónea de que el cáncer causa muchas más defunciones
Con motivo de la conmemoración el 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) quiere recordar que la enfermedad cardiovascular es más prevalente entre las mujeres que entre los hombres, provocando, en 2009, 65.048 defunciones, un 8 por ciento más que las sucedidas en varones por esta misma causa, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados en julio de 2011.
Estos mismos datos indican que las enfermedades cardiovasculares (ECV) se posicionan como la primera causa de muerte entre las féminas españolas, con el 35,10 por ciento de los fallecimientos. "Aunque la enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en Europa, se tiene la percepción errónea de que el cáncer causa muchas más defunciones que ésta", destaca la Dra. Milagros Pedreira, miembro de la SEC y cardióloga del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Centro Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). "Así, mientras que el 5 por ciento de las muertes en mujeres europeas es consecuencia de algún tipo de cáncer, las defunciones femeninas por causa cardiovascular se sitúan en torno el 45 por ciento".
Tres de cada diez muertes que se producen entre la población femenina están directamente relacionadas con la salud cardiovascular, pero no es hasta haber alcanzado la menopausia, que las mujeres son más propensas a padecer este tipo de enfermedades. "La mortalidad cardiovascular se da en el 50 por ciento de las mujeres a partir de los 65 años, y es desde la menopausia cuando la mujer tiene un peor pronóstico que el hombre. Esto se debe a que durante la edad fértil la actividad estrogénica preserva la función endotelial de las arterias y disminuye el colesterol, además, reduce la viscosidad de la sangre, minimizando el riesgo de trombosis", explica la Dra. Pedreira.
En este sentido, las enfermedades cardiovasculares suelen ser más graves entre las mujeres, un ejemplo es que los varones tienen una probabilidad del 30 por ciento de morir tras su primer infarto, mientras que en las mujeres esta probabilidad aumenta hasta el 50 por ciento.
Otro aspecto que cabe destacar es el retraso en la sospecha de enfermedad cardiovascular y de la menor utilización de algunos estudios complementarios. Con frecuencia, las mujeres reciben menos, o más tarde, el tratamiento necesario. Esto ha quedado de manifiesto en amplios registros como CRUSADE, que ha recogido datos de más de 165.000 pacientes de 400 hospitales norteamericanos en la última década. Así, el registro ha demostrado que únicamente el 15 por ciento de las mujeres recibe un tratamiento adecuado a su enfermedad frente al 56 por ciento de los varones.
"Un aspecto que hemos notado los cardiólogos es que a las mujeres les cuesta más darse cuenta de que están padeciendo un infarto. Esto se debe a que los síntomas son distintos de los que padecen los hombres, así, cuando una mujer está sufriendo un infarto, puede notar ardor en la región superior del abdomen, tener mareo, malestar estomacal y sudoración. En la mayoría de casos, la mujer no se da cuenta de que está padeciendo un infarto porque no nota dolor en el pecho y cuando llega al hospital tiene peor pronóstico que un hombre", avisa la doctora.
Estos mismos datos indican que las enfermedades cardiovasculares (ECV) se posicionan como la primera causa de muerte entre las féminas españolas, con el 35,10 por ciento de los fallecimientos. "Aunque la enfermedad cardiovascular es la primera causa de mortalidad en Europa, se tiene la percepción errónea de que el cáncer causa muchas más defunciones que ésta", destaca la Dra. Milagros Pedreira, miembro de la SEC y cardióloga del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Centro Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). "Así, mientras que el 5 por ciento de las muertes en mujeres europeas es consecuencia de algún tipo de cáncer, las defunciones femeninas por causa cardiovascular se sitúan en torno el 45 por ciento".
Tres de cada diez muertes que se producen entre la población femenina están directamente relacionadas con la salud cardiovascular, pero no es hasta haber alcanzado la menopausia, que las mujeres son más propensas a padecer este tipo de enfermedades. "La mortalidad cardiovascular se da en el 50 por ciento de las mujeres a partir de los 65 años, y es desde la menopausia cuando la mujer tiene un peor pronóstico que el hombre. Esto se debe a que durante la edad fértil la actividad estrogénica preserva la función endotelial de las arterias y disminuye el colesterol, además, reduce la viscosidad de la sangre, minimizando el riesgo de trombosis", explica la Dra. Pedreira.
En este sentido, las enfermedades cardiovasculares suelen ser más graves entre las mujeres, un ejemplo es que los varones tienen una probabilidad del 30 por ciento de morir tras su primer infarto, mientras que en las mujeres esta probabilidad aumenta hasta el 50 por ciento.
Otro aspecto que cabe destacar es el retraso en la sospecha de enfermedad cardiovascular y de la menor utilización de algunos estudios complementarios. Con frecuencia, las mujeres reciben menos, o más tarde, el tratamiento necesario. Esto ha quedado de manifiesto en amplios registros como CRUSADE, que ha recogido datos de más de 165.000 pacientes de 400 hospitales norteamericanos en la última década. Así, el registro ha demostrado que únicamente el 15 por ciento de las mujeres recibe un tratamiento adecuado a su enfermedad frente al 56 por ciento de los varones.
"Un aspecto que hemos notado los cardiólogos es que a las mujeres les cuesta más darse cuenta de que están padeciendo un infarto. Esto se debe a que los síntomas son distintos de los que padecen los hombres, así, cuando una mujer está sufriendo un infarto, puede notar ardor en la región superior del abdomen, tener mareo, malestar estomacal y sudoración. En la mayoría de casos, la mujer no se da cuenta de que está padeciendo un infarto porque no nota dolor en el pecho y cuando llega al hospital tiene peor pronóstico que un hombre", avisa la doctora.
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