La formación específica del profesional sanitario, principal punto débil de la asistencia al paciente adolescente en España
Madrid (22/03/2012) - Jorge Sánchez Franco
Tres miembros de la SEPEAP son los autores del libro "Medicina de la Adolescencia: Atención Integral", la única obra de este tipo que se hace en nuestro país y que va dirigida a todos aquellos médicos que precisen formación en este área, así como a los adolescentes y sus familias
"La asistencia sanitaria al paciente adolescente (de 12 a 16 años aproximadamente) en España es aceptable y, por lo tanto, mejorable", según apunta el doctor Antonio Redondo, miembro de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y coautor del libro "Medicina de la Adolescencia: Atención Integral" junto con los doctores Germán Castellano e Inés Hidalgo, presidente y vocal de la SEPEAP, respectivamente. "Es la única obra de este tipo que se hace en nuestro país y va dirigida a todos aquellos médicos que precisen formación en este área, así como a los adolescentes y sus familias", explica. De hecho, uno de los anexos incluye materiales específicos para educadores, para profesionales sanitarios y para los propios jóvenes.
Precisamente, uno de los puntos de mejora de la asistencia sanitaria al paciente adolescente en España tiene que ver con "la necesidad de una mayor formación específica por parte de los profesionales sanitarios implicados en ella", señala el experto. "Conocemos muy bien los aspectos biológicos, pero no así la parte psicológica y social, que tenemos que adquirir por otras vías", añade. "Uno no puede dedicarse a esto simplemente porque le gusten los adolescentes, sino que se ha de tener una buena actitud (ganas de hacerlo) y una mejor disposición para estar al día en cualquiera de los muchos aspectos que rodean a este paciente". El pediatra plantea un máster de posgrado y/o una subespecialidad.
El doctor Redondo ha señalado diferencias "anecdóticas" entre comunidades autónomas, donde la edad pediátrica oscila entre los 14 y los 16 años. "Esto quiere decir que las familias pueden optar indistintamente por el pediatra o por el médico de familia hasta que el joven alcance dicha edad", explica. Sin duda alguna, esto plantea una serie de problemas importantes, ya que no todos estos profesionales están dispuestos a hacerse cargo del adolescente, pues le ven como un "paciente incómodo", y porque la asistencia sanitaria a este grupo de población no está suficientemente desarrollada en nuestro país. "Al haber otras prioridades, como la atención al paciente crónico, el adolescente se sitúa entonces en tierra de nadie".
La falta de intimidad de las consultas constituye uno de los principales problemas con los que se encuentran los pediatras a la hora de atender al adolescente. "También les molesta compartir la sala de espera con niños más pequeños", afirma el experto. Sin embargo, por encima de todo esto está el tiempo que necesita una consulta de este tipo, estimado en aproximadamente una hora. "No se puede conseguir". Y es que a partir de los 12 años de edad "suele ser necesaria una amplificación de la consulta como consecuencia del cambio de relación con la familia". En algunas autonomías existe la experiencia de la Consulta Joven, que suele ubicarse en los institutos y/o en los centros de ocio. "Está muy bien siempre y cuando se pueda mantener en el tiempo".
Precisamente, uno de los puntos de mejora de la asistencia sanitaria al paciente adolescente en España tiene que ver con "la necesidad de una mayor formación específica por parte de los profesionales sanitarios implicados en ella", señala el experto. "Conocemos muy bien los aspectos biológicos, pero no así la parte psicológica y social, que tenemos que adquirir por otras vías", añade. "Uno no puede dedicarse a esto simplemente porque le gusten los adolescentes, sino que se ha de tener una buena actitud (ganas de hacerlo) y una mejor disposición para estar al día en cualquiera de los muchos aspectos que rodean a este paciente". El pediatra plantea un máster de posgrado y/o una subespecialidad.
El doctor Redondo ha señalado diferencias "anecdóticas" entre comunidades autónomas, donde la edad pediátrica oscila entre los 14 y los 16 años. "Esto quiere decir que las familias pueden optar indistintamente por el pediatra o por el médico de familia hasta que el joven alcance dicha edad", explica. Sin duda alguna, esto plantea una serie de problemas importantes, ya que no todos estos profesionales están dispuestos a hacerse cargo del adolescente, pues le ven como un "paciente incómodo", y porque la asistencia sanitaria a este grupo de población no está suficientemente desarrollada en nuestro país. "Al haber otras prioridades, como la atención al paciente crónico, el adolescente se sitúa entonces en tierra de nadie".
La falta de intimidad de las consultas constituye uno de los principales problemas con los que se encuentran los pediatras a la hora de atender al adolescente. "También les molesta compartir la sala de espera con niños más pequeños", afirma el experto. Sin embargo, por encima de todo esto está el tiempo que necesita una consulta de este tipo, estimado en aproximadamente una hora. "No se puede conseguir". Y es que a partir de los 12 años de edad "suele ser necesaria una amplificación de la consulta como consecuencia del cambio de relación con la familia". En algunas autonomías existe la experiencia de la Consulta Joven, que suele ubicarse en los institutos y/o en los centros de ocio. "Está muy bien siempre y cuando se pueda mantener en el tiempo".
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