“El cierre del Plan Nacional sobre el Sida puede provocar consecuencias desastrosas desde un punto de vista de Salud Pública”
Octubre de 2012 - Ana Montero
El presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) ha concedido una entrevista a EL MÉDICO
David Dalmau ostenta la presidencia de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA) desde hace pocos meses pero tiene claro cuáles son los objetivos de la Sociedad y a qué retos se enfrenta. De la situación actual del Plan Nacional sobre el Sida; de la asistencia médica al colectivo de inmigrantes no regularizados; de la necesidad de recuperar el protagonismo en la lucha contra el VIH; de la colaboración con otros grupos, sociedades científicas e instituciones y de la importancia de la prevención y la investigación habla este experto en un momento en el que la incidencia de nuevos casos de VIH por cada 100.000 habitantes en Europa es de 5,7 y en España es de 7,9.
Recién estrenada la presidencia de SEISIDA, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta?
El principal, por un tema de plazo, sería todo lo relativo a los recortes que se están llevando a cabo desde el Gobierno en relación a la asistencia médica al colectivo de inmigrantes, así como el recorte brutal que se está realizando con el Plan Nacional del Sida que va a provocar consecuencias desastrosas desde un punto de vista de Salud Pública. En los últimos 20 años se ha realizado un esfuerzo tremendo para intentar controlar y, de algún modo, manejar la epidemia a una tasa de incidencia muy parecida a la de la Unión Europea. Si bien en el momento actual nuestras cifras siguen siendo peores a las europeas, los recortes que está realizando el Gobierno van a comportar consecuencias deletéreas en relación a la incidencia de nuevos casos, con el agravante de que no tendremos herramientas de control para medir estas actuaciones.
Ahondando un poco más en el tema, ¿cómo van a influir o están influyendo ya los recortes acometidos por el Ejecutivo en lo que se refiere al abordaje y prevención de la enfermedad del VIH y del sida?
La implementación de la nueva normativa, según la cual todo inmigrante no regularizado no podrá acceder a la medicación antiretroviral, impedirá poder seguir medicándose con los tratamientos que actualmente manejamos para el control del virus. Ello tendrá, por un lado, una consecuencia directa para la persona, porque se le está privando de la posibilidad de tratarse como ha estado haciendo hasta este momento, y, por otro, tendrá graves consecuencias a nivel de Salud Pública. Estas personas, desde el momento en que no puedan acceder al tratamiento, van a experimentar un progresivo deterioro de su situación y condición virológica e inmunológica, que puede comportarles a medio y largo plazo incluso la muerte. Además, el hecho de seguir manteniendo relaciones sexuales como cualquier otra persona, comportará una tasa de transmisión mucho más elevada precisamente por no controlar adecuadamente lo que en términos médicos se llama viremia, es decir, la cantidad de virus en sangre que tiene una persona seropositiva.
En el pasado Congreso Nacional del Sida se concluyó que el 54 por ciento de los nuevos casos de VIH registrados en España tienen su origen en los contagios procedentes de afectados sin diagnosticar, que se estima que son entre 30.000 y 40.000 en este país, ¿qué estrategias tienen en marcha para abordar esta situación?
Nuestra estrategia ha sido siempre la de colaborar mediante estudios de población, campañas de sensibilización y proponiendo iniciativas diversas. En este sentido, nuestro interlocutor natural ha sido el Plan Nacional sobre el Sida para, precisamente, intentar mejorar ese porcentaje tan elevado de personas que no se conocen seropositivas o bien se niegan a realizarse la prueba a pesar de tener la sospecha de que puedan serlo. En cualquier caso, todo esto es una estimación, no hecha por la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida sino por otras instituciones, una aproximación teórica que muy probablemente sea bastante veraz. El hecho de que el Ejecutivo esté recortando de una manera tan drástica cualquier tipo de iniciativa enfocada a evitar o reducir el número de personas que en estos momentos no se conocen seropositivas, y que muy probablemente están contribuyendo de forma significativa a la transmisión de virus, y no disponer del soporte del Plan Nacional, complica enormemente nuestra labor, aunque seguimos empeñados en seguir adelante con iniciativas encaminadas a este objetivo.
Entonces, ¿en qué momento se encuentra el Plan Nacional sobre el Sida?
El recorte del Plan se ha centrado fundamentalmente en el capítulo de personal. Podemos decir que prácticamente no existe en la actualidad personal adscrito al Plan y en estos momentos no disponemos de un interlocutor natural como sucedía antaño. De hecho, este año, el premio Teresa Pelayo que SEISIDA otorga anualmente en su Congreso Nacional y que valora la labor de una persona, grupo de personas, institución u organización, se ha otorgado al Plan Nacional del sida, precisamente para reconocer los esfuerzos, voluntad y la política que siempre han llevado a cabo, especialmente en relación a las campañas de prevención y promoción de la investigación del Sida en España, aun sabiendo que no tendríamos interlocutor natural para recibir el premio. Es más, el director del Plan Nacional no existe desde hace tiempo, se decía que se iba a nombrar a alguien, pero eso no ha sucedido. El Plan Nacional sobre el Sida prácticamente ha desaparecido.
Ante este panorama desolador, ¿cómo se enfrenta SEISIDA a esta nueva situación?
Es desesperante evidenciar la miopía política cortoplacista en la que se persiguen resultados económicos a corto plazo, obviando las repercusiones en Salud Pública. Epidemiológicamente hablando lo que va a ocurrir en los próximos años es muy preocupante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) debería posicionarse al respecto. En mi opinión es inaudito que un país como España pueda de una forma tan arbitraria desarbolar una organización que de algún modo se ha hecho estandarte de lo que ha sido la lucha contra esta enfermedad mediante la prevención y concienciación ciudadana. En estos momentos, nosotros como organización tenemos la responsabilidad de asumir, en cierta medida y dentro de nuestras posibilidades, el rol que ha venido ejerciendo el Plan Nacional sobre el Sida, y vamos a intentar mantener y favorecer cualquier iniciativa destinada a este objetivo. También las ONGs se supone que harán lo propio, a pesar de que todos sabemos los recortes que han sufrido estas organizaciones, por parte del Gobierno y de las comunidades autónomas y todas han visto sensiblemente recortados sus presupuestos por lo que han tenido que reducir su estructura y, por lo tanto, los esfuerzos encaminados a las campañas de divulgación, sensibilización y prevención de la transmisión del virus.
¿Cuál es la situación de la epidemia en España?
De acuerdo con los datos más recientes de los que disponemos (de hace 2 años) la incidencia de nuevos casos por cada 100.000 habitantes en Europa es de 5,7 y en España es de 7,9. Por lo tanto, si la incidencia de nuevos casos por cada 100.000 habitantes es superior a la media europea, ¿qué va a suceder a partir de ahora? Por otra parte, hay muchos estudios sobre el coste económico de lo que representa la identificación de nuevos casos y también de lo que representa el diagnóstico tardío. Todos sabemos que mucha gente no se conoce como seropositiva y que accede a las instituciones sanitarias o al especialista de turno cuando ya tienen una situación inmunológica muy deteriorada y cuando han tenido algún tipo de infección o evento relacionado con el virus que comporta ingreso hospitalario, lo que genera mucho más gasto sanitario. En este sentido, el coste sanitario de una persona con diagnóstico tardío es considerablemente superior al de una persona a la que la enfermedad se le ha identificado desde el principio y que, por tanto, puede controlarse de una forma mucho más razonable.
Existen armas terapéuticas para acabar con esta enfermedad e incluso algunos expertos hablan de falta de liderazgo político para llevar a cabo erradicación, ¿cuál es su opinión al respecto? ¿Hablaremos del final del sida en algún momento?
Ojala sea así. Todos tenemos la esperanza de acabar algún día con la epidemia, de todos modos hay muchos aspectos que son difícilmente controlables y que dependen, en buena medida, de la política sanitaria. En estos momentos, la política de la ministra de Sanidad, y del Gobierno en general, es deplorable y criticable por parte de cualquier representante o autoridad sanitaria que de algún modo sea sensible y conocedora de lo que comporta una estrategia e iniciativa de Salud Pública respecto al control de la epidemia del VIH a nivel nacional.
¿Cómo se está trabajando para luchar contra el estigma que sufre esta enfermedad? ¿Cómo se hacía antes y qué se podrá hacer ahora con los recursos que disponen?
No tenemos más remedio que ceñirnos a lo que tenemos y, en este sentido, seguimos buscando fuentes de financiación para intentar tirar para delante iniciativas que desde un punto de vista de Salud Pública puedan ser útiles y den respuesta a ciertas preguntas que todavía no se han obtenido y que permitan liderar iniciativas para el control de la epidemia y para reducir al máximo el estigma que produce esta infección. Evidentemente, liderar estas iniciativas sólo bajo el paraguas de SEISIDA es complicado. En relación a los recursos de los que disponemos, podemos buscar distintas vías de financiación, como por ejemplo la industria farmacéutica, pero en el fondo, a pesar de que esto es así y hay sensibilidad sobre este tema, no nos olvidemos que la industria farmacéutica la constituyen empresas privadas que también se están viendo afectadas por los recortes y por la crisis y que se deben a sus accionistas, que lo que persiguen son beneficios económicos, que no es el caso de SEISIDA ni debería serlo del Ejecutivo.
¿Hay algún compromiso en firme con la industria farmacéutica o con alguna otra fuente de financiación con los que puedan ir de la mano?
Siempre hemos tenido una colaboración estrecha con la industria farmacéutica y con muchas de ellas ya estamos liderando iniciativas, algunas están en el terreno del borrador, otras desarrolladas y pendientes de aprobación, y otras ya están aprobadas e iniciadas. Por otra parte, desde la Sociedad se llevan a cabo estudios para identificar aspectos importantes como la sensibilización de los profesionales y del personal sanitario sobre cuestiones que tienen que ver con la infección del VIH y las personas que lo padecen.
¿Cree que en estos momentos existe una cierta relajación de la sociedad, de las autoridades y también de los profesionales respecto a la sensibilización hacia este tema? ¿Ya no nos impacta tanto o no está tan presente en los medios de comunicación como lo estaba hace unos años?
Está claro que eso es así porque de otra forma no se entendería el incremento y la recrudescencia de la incidencia de nuevos casos en nuestro país, a pesar de que siempre hemos estado por encima de la media europea. Esto tiene relación directa precisamente con el relajo o la menor predisposición para efectuar campañas de prevención. De hecho, todos los profesionales asistimos a una recrudescencia de nuevas infecciones, por ejemplo, en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. En este sentido, hay que subrayar que estas personas padecen una mayor incidencia de seropositividad de la que tenían hace unos años. Ello posiblemente sea así porque las nuevas estrategias terapéuticas permiten controlar mucho mejor a la persona infectada y muy probablemente este es un mensaje que se ha malinterpretado por parte de personas jóvenes que se inician en las relaciones sexuales y que piensan, equivocadamente, "que si me contagio y me infecto no pasa nada porque ya me tratarán". Esto es terrible desde un punto de vista de coste sanitario, porque el tratamiento es muy caro, y también de Salud Pública, y además son personas que se van a tener que medicar de por vida, a pesar de que los tendremos perfectamente controlados y podrán mantener una vida prácticamente normal. Sin embargo, no sabemos a largo plazo hasta qué punto influye en nuestro organismo estar infectado por el virus del VIH, a pesar de poder disponer de tratamientos eficaces y de mantener adecuadamente la situación inmunitaria de un individuo. No hay datos por ahora que permitan establecer con contundencia que estos pacientes tienen una supervivencia igual a la de la población general.
En otro orden de cosas, la coinfección con VIH y hepatitis es un gran problema en los países mediterráneos, ¿podría ahondar un poco más en este tema?
La coinfección es uno de los grandes temas pendientes, de hecho, en los últimos años venimos asistiendo a una mayor mortalidad de las personas con VIH directamente relacionada con la coinfección. Durante muchos años hemos asistido a una mejoría clara y a una disminución de la mortalidad por el virus del VIH, pero la mortalidad asociada se ha relacionado de forma muy directa con el virus de la hepatitis C. Este virus, comparte con el VIH el inconveniente de ser un virus que también afecta de manera crónica al individuo y tiene una evolución lenta pero progresiva a lo largo de los años, que en el contexto de la coinfección con el VIH es más rápida, alrededor de unos 20-25 años hasta llegar a la fase de cirrosis, comportando al final una situación de insuficiencia hepática que le lleva a la muerte, a no ser que exista la posibilidad de un trasplante hepático. A pesar de que el trasplante hepático ha mejorado la supervivencia de estas personas, hay que remarcar que es extraordinariamente caro y complejo, y deberíamos intentar reducir la tasa de nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C, así como conseguir sintetizar nuevas drogas, que a pesar de ser muy caras, permitirán erradicar la infección por este virus en un elevado porcentaje de pacientes.
Las políticas de contención del gasto farmacéutico, a través de la promoción de medicamentos genéricos, ¿en qué medida afectan a los pacientes con tratamientos antirretrovirales?
Esto es un problema más bien de política sanitaria y de índole económica. En el caso de los medicamentos genéricos antirretrovirales, todavía no han aterrizado con fuerza, y únicamente se dispone de un fármaco comercializado como genérico. En los próximos años, muchos de los compuestos antirretrovirales tendrán su genérico. Esto lo que comportará será una reducción del precio, tanto del genérico como del resto, si se quieren seguir vendiendo, pero no debería repercutir en la atención y manejo del paciente.
¿Cuáles son los principales avances en el tratamiento antirretroviral?
En el mundo de los antirretrovirales y de la infección por VIH siempre hay avances. Se está trabajando mucho en la síntesis de alguna vacuna que evite, por un lado, que una persona de riesgo se infecte por el virus, y, por otro, en la síntesis de una vacuna que lo que pretende es estimular las defensas en la persona seropositiva, y evitar de ese modo mantener indefinidamente un tratamiento antirretroviral y que pueda ser administrado de forma intermitente. Cualquiera de las dos iniciativas va avanzando aunque no es previsible que antes de 8 ó 10 años exista ningún tipo de vacuna comercializada. Por tanto, la realidad actual en la lucha contra el VIH pasa por mantener combinaciones de distintos fármacos antirretrovirales y, de hecho, ahora disponemos de seis distintas familias que permiten hacer multitud de combinaciones que, de algún modo, nos ha permitido controlar la epidemia y especialmente la morbi-mortalidad asociada. El escenario es distinto en los países en vías de desarrollo, en los que únicamente se dispone de dos líneas de tratamiento y en los que, si estas dos líneas fracasan, no existen otras opciones terapéuticas. A pesar de que hasta la actualidad han ido apareciendo nuevos fármacos antirretrovirales de forma prácticamente anual, la industria farmacéutica ha reducido, por el coste económico que ello comporta, la síntesis de nuevas moléculas. Sin embargo, seguimos teniendo una buena disponibilidad de fármacos antirretrovirales y en los últimos dos o tres años han aparecido nuevas familias que comportan mayor esperanza para pacientes que han fracasado con las líneas de tratamiento que hasta ahora estaban disponibles.
¿Investigación y prevención son un tándem perfecto en este ámbito?
Una cosa va de la mano de la otra. No podemos tener prevención si al mismo tiempo no hay investigación y por más investigación que tengamos si no hay buenas campañas de prevención que eviten las nuevas infecciones estaremos abocados al fracaso. No es posible ni sostenible que un país mantenga un goteo indefinido de nuevas infecciones, a pesar de que tengamos muchas nuevas drogas, porque el coste que ello comporta nos va a asfixiar económicamente. Por otra parte, las campañas de prevención se pueden hacer, pero sin nuevas investigaciones que permitan manejar adecuadamente a aquellas personas que fracasen con los tratamientos actuales, también lo tendremos mal desde un punto de vista de supervivencia de estas personas.
Por último, ¿cuáles son las principales estrategias de la Sociedad a corto plazo y cuál es la tarea prioritaria a la que se enfrenta como nuevo presidente de SEISIDA, esa que mañana le espera a primera hora encima de la mesa?
La tarea prioritaria es intentar dar respuesta, dentro de las posibilidades de la Sociedad, a cualquier tipo de situación y coyuntura precaria en nuestro país. Por otra parte, es muy importante que intentemos mantener nuestro compromiso con aquellos grupos más desfavorecidos y dar soporte y respaldar a organizaciones que están de algún modo apoyando a las personas seropositivas en sus distintos ámbitos de actuación y que se están quedando sin recursos. También mantener nuestro compromiso en cooperación internacional, es decir, de favorecer el respaldo científico, metodológico y económico, si es posible, en países en vías de desarrollo aportando nuestro grano de arena y nuestro acumen intelectual para mejorar el manejo de la infección en estos países. Por último, es necesario mirar hacia Europa e involucrarnos mucho más en compromisos internacionales, para que nuestra voz sea visible a nivel europeo e internacional y no sólo a nivel nacional.
Recién estrenada la presidencia de SEISIDA, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta?
El principal, por un tema de plazo, sería todo lo relativo a los recortes que se están llevando a cabo desde el Gobierno en relación a la asistencia médica al colectivo de inmigrantes, así como el recorte brutal que se está realizando con el Plan Nacional del Sida que va a provocar consecuencias desastrosas desde un punto de vista de Salud Pública. En los últimos 20 años se ha realizado un esfuerzo tremendo para intentar controlar y, de algún modo, manejar la epidemia a una tasa de incidencia muy parecida a la de la Unión Europea. Si bien en el momento actual nuestras cifras siguen siendo peores a las europeas, los recortes que está realizando el Gobierno van a comportar consecuencias deletéreas en relación a la incidencia de nuevos casos, con el agravante de que no tendremos herramientas de control para medir estas actuaciones.
Ahondando un poco más en el tema, ¿cómo van a influir o están influyendo ya los recortes acometidos por el Ejecutivo en lo que se refiere al abordaje y prevención de la enfermedad del VIH y del sida?
La implementación de la nueva normativa, según la cual todo inmigrante no regularizado no podrá acceder a la medicación antiretroviral, impedirá poder seguir medicándose con los tratamientos que actualmente manejamos para el control del virus. Ello tendrá, por un lado, una consecuencia directa para la persona, porque se le está privando de la posibilidad de tratarse como ha estado haciendo hasta este momento, y, por otro, tendrá graves consecuencias a nivel de Salud Pública. Estas personas, desde el momento en que no puedan acceder al tratamiento, van a experimentar un progresivo deterioro de su situación y condición virológica e inmunológica, que puede comportarles a medio y largo plazo incluso la muerte. Además, el hecho de seguir manteniendo relaciones sexuales como cualquier otra persona, comportará una tasa de transmisión mucho más elevada precisamente por no controlar adecuadamente lo que en términos médicos se llama viremia, es decir, la cantidad de virus en sangre que tiene una persona seropositiva.
En el pasado Congreso Nacional del Sida se concluyó que el 54 por ciento de los nuevos casos de VIH registrados en España tienen su origen en los contagios procedentes de afectados sin diagnosticar, que se estima que son entre 30.000 y 40.000 en este país, ¿qué estrategias tienen en marcha para abordar esta situación?
Nuestra estrategia ha sido siempre la de colaborar mediante estudios de población, campañas de sensibilización y proponiendo iniciativas diversas. En este sentido, nuestro interlocutor natural ha sido el Plan Nacional sobre el Sida para, precisamente, intentar mejorar ese porcentaje tan elevado de personas que no se conocen seropositivas o bien se niegan a realizarse la prueba a pesar de tener la sospecha de que puedan serlo. En cualquier caso, todo esto es una estimación, no hecha por la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida sino por otras instituciones, una aproximación teórica que muy probablemente sea bastante veraz. El hecho de que el Ejecutivo esté recortando de una manera tan drástica cualquier tipo de iniciativa enfocada a evitar o reducir el número de personas que en estos momentos no se conocen seropositivas, y que muy probablemente están contribuyendo de forma significativa a la transmisión de virus, y no disponer del soporte del Plan Nacional, complica enormemente nuestra labor, aunque seguimos empeñados en seguir adelante con iniciativas encaminadas a este objetivo.
Entonces, ¿en qué momento se encuentra el Plan Nacional sobre el Sida?
El recorte del Plan se ha centrado fundamentalmente en el capítulo de personal. Podemos decir que prácticamente no existe en la actualidad personal adscrito al Plan y en estos momentos no disponemos de un interlocutor natural como sucedía antaño. De hecho, este año, el premio Teresa Pelayo que SEISIDA otorga anualmente en su Congreso Nacional y que valora la labor de una persona, grupo de personas, institución u organización, se ha otorgado al Plan Nacional del sida, precisamente para reconocer los esfuerzos, voluntad y la política que siempre han llevado a cabo, especialmente en relación a las campañas de prevención y promoción de la investigación del Sida en España, aun sabiendo que no tendríamos interlocutor natural para recibir el premio. Es más, el director del Plan Nacional no existe desde hace tiempo, se decía que se iba a nombrar a alguien, pero eso no ha sucedido. El Plan Nacional sobre el Sida prácticamente ha desaparecido.
Ante este panorama desolador, ¿cómo se enfrenta SEISIDA a esta nueva situación?
Es desesperante evidenciar la miopía política cortoplacista en la que se persiguen resultados económicos a corto plazo, obviando las repercusiones en Salud Pública. Epidemiológicamente hablando lo que va a ocurrir en los próximos años es muy preocupante. La Organización Mundial de la Salud (OMS) debería posicionarse al respecto. En mi opinión es inaudito que un país como España pueda de una forma tan arbitraria desarbolar una organización que de algún modo se ha hecho estandarte de lo que ha sido la lucha contra esta enfermedad mediante la prevención y concienciación ciudadana. En estos momentos, nosotros como organización tenemos la responsabilidad de asumir, en cierta medida y dentro de nuestras posibilidades, el rol que ha venido ejerciendo el Plan Nacional sobre el Sida, y vamos a intentar mantener y favorecer cualquier iniciativa destinada a este objetivo. También las ONGs se supone que harán lo propio, a pesar de que todos sabemos los recortes que han sufrido estas organizaciones, por parte del Gobierno y de las comunidades autónomas y todas han visto sensiblemente recortados sus presupuestos por lo que han tenido que reducir su estructura y, por lo tanto, los esfuerzos encaminados a las campañas de divulgación, sensibilización y prevención de la transmisión del virus.
¿Cuál es la situación de la epidemia en España?
De acuerdo con los datos más recientes de los que disponemos (de hace 2 años) la incidencia de nuevos casos por cada 100.000 habitantes en Europa es de 5,7 y en España es de 7,9. Por lo tanto, si la incidencia de nuevos casos por cada 100.000 habitantes es superior a la media europea, ¿qué va a suceder a partir de ahora? Por otra parte, hay muchos estudios sobre el coste económico de lo que representa la identificación de nuevos casos y también de lo que representa el diagnóstico tardío. Todos sabemos que mucha gente no se conoce como seropositiva y que accede a las instituciones sanitarias o al especialista de turno cuando ya tienen una situación inmunológica muy deteriorada y cuando han tenido algún tipo de infección o evento relacionado con el virus que comporta ingreso hospitalario, lo que genera mucho más gasto sanitario. En este sentido, el coste sanitario de una persona con diagnóstico tardío es considerablemente superior al de una persona a la que la enfermedad se le ha identificado desde el principio y que, por tanto, puede controlarse de una forma mucho más razonable.
Existen armas terapéuticas para acabar con esta enfermedad e incluso algunos expertos hablan de falta de liderazgo político para llevar a cabo erradicación, ¿cuál es su opinión al respecto? ¿Hablaremos del final del sida en algún momento?
Ojala sea así. Todos tenemos la esperanza de acabar algún día con la epidemia, de todos modos hay muchos aspectos que son difícilmente controlables y que dependen, en buena medida, de la política sanitaria. En estos momentos, la política de la ministra de Sanidad, y del Gobierno en general, es deplorable y criticable por parte de cualquier representante o autoridad sanitaria que de algún modo sea sensible y conocedora de lo que comporta una estrategia e iniciativa de Salud Pública respecto al control de la epidemia del VIH a nivel nacional.
¿Cómo se está trabajando para luchar contra el estigma que sufre esta enfermedad? ¿Cómo se hacía antes y qué se podrá hacer ahora con los recursos que disponen?
No tenemos más remedio que ceñirnos a lo que tenemos y, en este sentido, seguimos buscando fuentes de financiación para intentar tirar para delante iniciativas que desde un punto de vista de Salud Pública puedan ser útiles y den respuesta a ciertas preguntas que todavía no se han obtenido y que permitan liderar iniciativas para el control de la epidemia y para reducir al máximo el estigma que produce esta infección. Evidentemente, liderar estas iniciativas sólo bajo el paraguas de SEISIDA es complicado. En relación a los recursos de los que disponemos, podemos buscar distintas vías de financiación, como por ejemplo la industria farmacéutica, pero en el fondo, a pesar de que esto es así y hay sensibilidad sobre este tema, no nos olvidemos que la industria farmacéutica la constituyen empresas privadas que también se están viendo afectadas por los recortes y por la crisis y que se deben a sus accionistas, que lo que persiguen son beneficios económicos, que no es el caso de SEISIDA ni debería serlo del Ejecutivo.
¿Hay algún compromiso en firme con la industria farmacéutica o con alguna otra fuente de financiación con los que puedan ir de la mano?
Siempre hemos tenido una colaboración estrecha con la industria farmacéutica y con muchas de ellas ya estamos liderando iniciativas, algunas están en el terreno del borrador, otras desarrolladas y pendientes de aprobación, y otras ya están aprobadas e iniciadas. Por otra parte, desde la Sociedad se llevan a cabo estudios para identificar aspectos importantes como la sensibilización de los profesionales y del personal sanitario sobre cuestiones que tienen que ver con la infección del VIH y las personas que lo padecen.
¿Cree que en estos momentos existe una cierta relajación de la sociedad, de las autoridades y también de los profesionales respecto a la sensibilización hacia este tema? ¿Ya no nos impacta tanto o no está tan presente en los medios de comunicación como lo estaba hace unos años?
Está claro que eso es así porque de otra forma no se entendería el incremento y la recrudescencia de la incidencia de nuevos casos en nuestro país, a pesar de que siempre hemos estado por encima de la media europea. Esto tiene relación directa precisamente con el relajo o la menor predisposición para efectuar campañas de prevención. De hecho, todos los profesionales asistimos a una recrudescencia de nuevas infecciones, por ejemplo, en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. En este sentido, hay que subrayar que estas personas padecen una mayor incidencia de seropositividad de la que tenían hace unos años. Ello posiblemente sea así porque las nuevas estrategias terapéuticas permiten controlar mucho mejor a la persona infectada y muy probablemente este es un mensaje que se ha malinterpretado por parte de personas jóvenes que se inician en las relaciones sexuales y que piensan, equivocadamente, "que si me contagio y me infecto no pasa nada porque ya me tratarán". Esto es terrible desde un punto de vista de coste sanitario, porque el tratamiento es muy caro, y también de Salud Pública, y además son personas que se van a tener que medicar de por vida, a pesar de que los tendremos perfectamente controlados y podrán mantener una vida prácticamente normal. Sin embargo, no sabemos a largo plazo hasta qué punto influye en nuestro organismo estar infectado por el virus del VIH, a pesar de poder disponer de tratamientos eficaces y de mantener adecuadamente la situación inmunitaria de un individuo. No hay datos por ahora que permitan establecer con contundencia que estos pacientes tienen una supervivencia igual a la de la población general.
En otro orden de cosas, la coinfección con VIH y hepatitis es un gran problema en los países mediterráneos, ¿podría ahondar un poco más en este tema?
La coinfección es uno de los grandes temas pendientes, de hecho, en los últimos años venimos asistiendo a una mayor mortalidad de las personas con VIH directamente relacionada con la coinfección. Durante muchos años hemos asistido a una mejoría clara y a una disminución de la mortalidad por el virus del VIH, pero la mortalidad asociada se ha relacionado de forma muy directa con el virus de la hepatitis C. Este virus, comparte con el VIH el inconveniente de ser un virus que también afecta de manera crónica al individuo y tiene una evolución lenta pero progresiva a lo largo de los años, que en el contexto de la coinfección con el VIH es más rápida, alrededor de unos 20-25 años hasta llegar a la fase de cirrosis, comportando al final una situación de insuficiencia hepática que le lleva a la muerte, a no ser que exista la posibilidad de un trasplante hepático. A pesar de que el trasplante hepático ha mejorado la supervivencia de estas personas, hay que remarcar que es extraordinariamente caro y complejo, y deberíamos intentar reducir la tasa de nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C, así como conseguir sintetizar nuevas drogas, que a pesar de ser muy caras, permitirán erradicar la infección por este virus en un elevado porcentaje de pacientes.
Las políticas de contención del gasto farmacéutico, a través de la promoción de medicamentos genéricos, ¿en qué medida afectan a los pacientes con tratamientos antirretrovirales?
Esto es un problema más bien de política sanitaria y de índole económica. En el caso de los medicamentos genéricos antirretrovirales, todavía no han aterrizado con fuerza, y únicamente se dispone de un fármaco comercializado como genérico. En los próximos años, muchos de los compuestos antirretrovirales tendrán su genérico. Esto lo que comportará será una reducción del precio, tanto del genérico como del resto, si se quieren seguir vendiendo, pero no debería repercutir en la atención y manejo del paciente.
¿Cuáles son los principales avances en el tratamiento antirretroviral?
En el mundo de los antirretrovirales y de la infección por VIH siempre hay avances. Se está trabajando mucho en la síntesis de alguna vacuna que evite, por un lado, que una persona de riesgo se infecte por el virus, y, por otro, en la síntesis de una vacuna que lo que pretende es estimular las defensas en la persona seropositiva, y evitar de ese modo mantener indefinidamente un tratamiento antirretroviral y que pueda ser administrado de forma intermitente. Cualquiera de las dos iniciativas va avanzando aunque no es previsible que antes de 8 ó 10 años exista ningún tipo de vacuna comercializada. Por tanto, la realidad actual en la lucha contra el VIH pasa por mantener combinaciones de distintos fármacos antirretrovirales y, de hecho, ahora disponemos de seis distintas familias que permiten hacer multitud de combinaciones que, de algún modo, nos ha permitido controlar la epidemia y especialmente la morbi-mortalidad asociada. El escenario es distinto en los países en vías de desarrollo, en los que únicamente se dispone de dos líneas de tratamiento y en los que, si estas dos líneas fracasan, no existen otras opciones terapéuticas. A pesar de que hasta la actualidad han ido apareciendo nuevos fármacos antirretrovirales de forma prácticamente anual, la industria farmacéutica ha reducido, por el coste económico que ello comporta, la síntesis de nuevas moléculas. Sin embargo, seguimos teniendo una buena disponibilidad de fármacos antirretrovirales y en los últimos dos o tres años han aparecido nuevas familias que comportan mayor esperanza para pacientes que han fracasado con las líneas de tratamiento que hasta ahora estaban disponibles.
¿Investigación y prevención son un tándem perfecto en este ámbito?
Una cosa va de la mano de la otra. No podemos tener prevención si al mismo tiempo no hay investigación y por más investigación que tengamos si no hay buenas campañas de prevención que eviten las nuevas infecciones estaremos abocados al fracaso. No es posible ni sostenible que un país mantenga un goteo indefinido de nuevas infecciones, a pesar de que tengamos muchas nuevas drogas, porque el coste que ello comporta nos va a asfixiar económicamente. Por otra parte, las campañas de prevención se pueden hacer, pero sin nuevas investigaciones que permitan manejar adecuadamente a aquellas personas que fracasen con los tratamientos actuales, también lo tendremos mal desde un punto de vista de supervivencia de estas personas.
Por último, ¿cuáles son las principales estrategias de la Sociedad a corto plazo y cuál es la tarea prioritaria a la que se enfrenta como nuevo presidente de SEISIDA, esa que mañana le espera a primera hora encima de la mesa?
La tarea prioritaria es intentar dar respuesta, dentro de las posibilidades de la Sociedad, a cualquier tipo de situación y coyuntura precaria en nuestro país. Por otra parte, es muy importante que intentemos mantener nuestro compromiso con aquellos grupos más desfavorecidos y dar soporte y respaldar a organizaciones que están de algún modo apoyando a las personas seropositivas en sus distintos ámbitos de actuación y que se están quedando sin recursos. También mantener nuestro compromiso en cooperación internacional, es decir, de favorecer el respaldo científico, metodológico y económico, si es posible, en países en vías de desarrollo aportando nuestro grano de arena y nuestro acumen intelectual para mejorar el manejo de la infección en estos países. Por último, es necesario mirar hacia Europa e involucrarnos mucho más en compromisos internacionales, para que nuestra voz sea visible a nivel europeo e internacional y no sólo a nivel nacional.
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