miércoles, 7 de marzo de 2012

El individualismo y, a su vez, la colaboración - DiarioMedico.com

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luis figueras,de usp oftalmológico

El individualismo y, a su vez, la colaboración

El autor da una visión del estado actual de la sanidad pública española. El individualismo que se ha impuesto en esta época de crisis ha de cambiarse por la colaboración de todos para mejorar esta situación.
Luis Figueras. Director gerente de USP oftalmológico de Barcelona | 07/03/2012 00:00

  • Digg

  • Pasé unos días de vacaciones con la familia en Londres. Para ambientar la estancia leí el libro Historias de Londres, de Enric González (RBA Narrativas 2007), de lectura imprescindible para aquél que quiera aproximarse a la realidad de la capital británica más allá de los comentarios triviales de las guías turísticas al uso. En la página 62 del citado libro leí lo siguiente, no pudiendo evitar la identificación de evidentes paralelismos con la situación actual de nuestro sistema público de salud: "La revolución conservadora de Margaret Thatcher […] creó un pseudomercado de la enfermedad […]. Todo esto condujo a un sistema sanitario cada vez más clasista […], los informativos de televisión y las páginas de los periódicos se convirtieron en una galería permanente de enfermos en lista de espera, rostros cianóticos y dramas terribles. John Redwood, ministro torie, afirmaba que todo consistía en un choque entre la libertad y la servidumbre. Nosotros, decía, proponemos que el paciente pueda elegir el lugar donde quiere tratarse y el tipo de tratamiento y que decida individualmente el gasto que desea permitirse para su enfermedad concreta. O sea: tengo un bulto en el pecho, pero sólo puedo gastar 50 libras; creo que, en nombre de la libertad de elección, optaré por un tratamiento de pomada en mi propia casa".
    • No se trata de un debate entre conceptos como libertad sino de las acciones necesarias para reestablecer un equilibrio destrozado por las malas prácticas y la percepción de los agentes
    Aquí y ahora se están tomando medidas que nos llevan a consecuencias parecidas, no tanto por ideología, como era el caso de Margaret Thatcher, como por necesidad. No se trata de un debate entre conceptos como libertad y servidumbre, sino de las acciones necesarias que hay que adoptar para reestablecer un equilibrio destrozado por las malas prácticas derivadas de la percepción de los agentes (ver DM del 5-XII-2011) que pueden conducirnos a situaciones semejantes.

    La situación de la sanidad británica de los años 80 del siglo pasado nos remite a la ideología liberal en la que prima el individuo sobre la sociedad; el liberalismo se basa en el individualismo, que considera al individuo como persona única y en ejercicio de su plena libertad, por encima de todo aspecto colectivo.

    Aceptemos que los recortes actuales no obedecen al individualismo sino a paliar la situación existente; pero, a pesar de ello, si ésa es la solución, nos encontraremos con una sanidad que no alcanzará a todos los ciudadanos. Por lo tanto, pasemos del individualismo a la colaboración entre todos los agentes del mercado sanitario. La suma de recursos es la que nos permitirá cubrir las necesidades, en palabras de Iñaki Ereño, presidente del IDIS, "no va a ser posible prestar asistencia universal sin contar con la colaboración público-privada".
    • Los ciudadanos tratan de blindarse frente a contingencias de salud con la sanidad privada a pesar de la crisis. Más de 10 millones de españoles ya disponen de un seguro de asistencia médica

    Seguros privados

    Así parecen entenderlo los ciudadanos que tratan de blindarse frente a posibles contingencias de salud con la sanidad privada y todo ello a pesar de la crisis. Más de diez millones de españoles ya disponen de un seguro de asistencia médica. Los propios ciudadanos están apostando por la colaboración público-privada como reacción al temor de recortes en las prestaciones públicas.

    Ahora lo que hace falta es coordinar correctamente esta colaboración y, en este sentido, han aparecido diversas ideas como la desgravación fiscal por la contratación de seguros médicos, su obligatoriedad a partir de ciertos niveles de renta y el hecho de limitar la oferta pública a coberturas básicas y complementarla con seguros privados. Todas estas ideas pueden ser buenas y, por sentido común, deberían llevarnos a una asistencia sanitaria de mejor calidad y a un coste conjunto menor entre estado e individuo. Así pues, adelante con la colaboración y que el día en que Enric González decida escribir Historias de Madrid o de cualquier ciudad española pueda evitar hablar del sistema sanitario. Si es así, seguro que será una buena señal.

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