LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE EPIDEMIOLOGÍA
¿Son transparentes las sociedades científicas?
Un estudio de Alberto Ruano, vocal de la Sociedad de Epidemiología, concluye que falta transparencia en la financiación de las sociedades científicas. Pide que los estatutos obliguen a publicar de dónde proceden los fondos para congresos y cursos, y cree que sería mejor una financiación no finalista. Facme responde al informe defendiendo que ya hay transpariencia y que los datos de financiación son públicos en los informes de tesorería que se dan a las asambleas. La Unidad de Deontología de la Industria afirma que los laboratorios también los publican.
Laura G. Ibañes | 16/03/2012 00:00
Financiación de las sociedades científicas. (Photos.com)
Un estudio elaborado por Alberto Ruano, vocal de la Sociedad Española de Epidemiología, cuyas conclusiones se publicarán en el próximo número de Medicina Clínica, concluye que todavía falta transparencia en la relación de las sociedades científicas con la industria.
- Los laboratorios afirman que envían anualmente la memoria de sus actividades con sociedades a las autonomías en las que están asentados
El vocal de la Sociedad de Epidemiología dice ser consciente de que "sin la industria las sociedades científicas no podrían sobrevivir... Nadie pone eso en cuestión, pero sí la necesidad de que haya más transparencia. y ahora mismo es imposible saber qué parte de los ingresos de cada sociedad proceden de la industria y qué parte de las cuotas". Además, "nada impide que en un congreso el 80 por ciento de las inscripciones, por ejemplo, sean financiadas por un mismo laboratorio".
Además de hacer públicos los datos, en su opinión "sería conveniente también que la industria dejara de ser patrocinador de eventos de las sociedades científicas para ser mecenas; es decir, que aportara financiación pero diera libertad a las sociedades para distribuir esos fondos conforme a su propio criterio. La financiación de las sociedades no debería tener un carácter finalista".
José Manuel Bajo Arenas, presidente de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Española (Facme), niega que exista falta de transparencia en la financiación de las sociedades. "Desde luego que todos queremos transparencia, y cuanta más, mejor, pero no puede decirse que las sociedades oculten el origen de sus fondos porque éste es público: todas las sociedades presentan su informe de tesorería, en el que recogen todos esos datos ante la Asamblea de asociados y, además, todas las grandes sociedades hacen pública su memoria de actividades en la que se plasman también estos datos".
- Facme defiende la transparencia actual, dice que las sociedades no sobrevivirían sin la industria y cree que hay que buscar más fuentes de financiación
Bajo Arenas explica que "el problema, en realidad no es de transparencia sino de financiación. En el pasado el grueso de los fondos para los cursos de formación y congresos procedía de la industria, pero en el futuro -mejor dicho, ya en el presente- estamos viendo cómo se reduce la financiación desde los laboratorios por la crisis económica". En su opinión "está claro que lo ideal sería independizarnos, que las sociedades científicas fuéramos completamente independientes de la financiación de la industria para que nadie se atreviera a hablar de falta de transparencia, pero esto no es posible: sin la industria no podría mantenerse la financiación de la formación, con el problema añadido de que en el caso de los médicos esa formación no es voluntaria sino obligatoria".
En este sentido, y teniendo en cuenta el descenso de los fondos procedentes de la industria pro la crisis, Bajo Arenas apuesta por "cumplir lo que dice la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) y lo que ésta implica. La LOPS dice que la formación es una obligación y así lo estamos cumpliendo ya. Pero también dice que es un derecho, y eso es lo que falta por conseguir". En su opinión "si la formación es un derecho debería ser el empleador, es decir la Administración o la clínica privada para la que se trabaje, quien financie esa formación" como, de hecho, sucede en otros colectivos como el profesorado público no universitario.
Quién financia
Bajo Arenas dice ser consciente de que "en la actual situación de recortes no cabe esperar que la Administración o el empleador que corresponda realmente esté dispuesto a hacerse cargo del coste de la financiación, por lo que debemos pensar en nuevas vías de financiación para las sociedades científicas". Y en ese sentido apuesta por "conceder a las sociedades científicas, tal y como en realidad contempla la ley, la capacidad de acreditar la formación y obtener en ese sistema de acreditación la financiación extra que precisan las sociedades", en línea con el modelo de validación de la colegiación que se está gestando con el Ministerio de Sanidad y los colegios profesionales.
La otra cara de la moneda la ofrece la industria, que defiende también a ultranza que actualmente existe ya transparencia "por lo menos por nuestra parte", explica José Francisco Zamarriego, director de la Unidad de Supervisión Deontológica de la Industria Farmacéutica.
Zamarriego dice que "la industria acredita públicamente todas sus relaciones con las sociedades en la memoria de actividades que envía anualmente a las comunidades en las que está asentado cada laboratorio, pero lo hacemos no sólo sobre la financiación de cursos o congresos, sino también en lo que se refiere a colaboraciones en ensayos clínicos o actuaciones profesionales".
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