JOSEP MARÍA SABATÉ
Tribuna. El 'repago' innecesario
El autor defiende que la tasa por receta impuesta en Cataluña genera desigualdades y no era necesaria teniendo en cuenta la buena marcha y el consenso que había en la autonomía en política farmacéutica.
Josep María Sabaté | Portavoz de Salud del PSC en el Parlamento de Cataluña | 21/03/2012 00:00
El Parlamento de Cataluña ha aprobado, con los votos de CiU y la abstención del PP, el repago en farmacia. Esta tasa conocida como euro por receta es del todo innecesaria. Es un paso más en reconversión del sistema de Salut iniciada por el Gobierno de Artur Mas, que nos lleva a un sistema dual, que generará más pobreza y desigualdad entre los catalanes.
Ésta es una lamentable iniciativa. Es posible hacer las cosas mejor en salud y resulta más eficiente, como se ha demostrado por los gobiernos catalanistas de izquierdas. Mientras en Cataluña el consumo en farmacia crecía un 11 por ciento en el período 2004/2009, en el Estado lo hacía un 21,5 por ciento. Durante ese período en Cataluña se hubiera consumido un 10,5 por ciento más (unos mil millones de euros) de no corregirse esta tendencia.
Además, la política de concertación con el sector farmacéutico supuso un gran avance para conseguir mejoras importantes en el uso racional, y la constitución en 2009 de la Mesa del Medicamento de Cataluña permitió establecer un consenso en políticas farmacéuticas. La Mesa del Medicamento es, o era, un órgano de todos los agentes relacionados con el sector del medicamento en Cataluña: industria, distribución, oficinas de farmacia, consejos de colegios profesionales, patronales, foro de pacientes, expertos de diversas instituciones y el Departamento de Salud. Se desarrolló en 3 grupos de trabajo: Investigación con medicamentos, uso racional y sostenibilidad, y el paciente como gestor de su tratamiento. Cataluña, desarrollando estos instrumentos, ha dispuesto de una ventaja competitiva muy fuerte respecto al resto de autonomías, y muy legitimada por el hecho de estar consensuada.
Estas políticas han sido los verdaderos tickets moderadores que han permitido que el consumo en farmacia dentro del presupuesto del Departamento de Salud pasara del 23 por ciento en el año 2004 al 17 por ciento en el año 2009. Y todo ello antes de recibir la ayuda de los reales decretos leyes de 2010 y 2011 (dictados por el gobierno socialista del Estado) que, entre otras cuestiones, ha regulado la prescripción por principio activo.
El consejero Ruiz sólo debía tener cuidado de no romper nada más y de seguir con las políticas que han demostrado su utilidad. Pero esto no es nada original, y quería hacer algo distinto fruto de este arrebato, típico de CiU, que les impulsa a encontrar maneras diferentes de hacer las cosas, cueste lo que cueste para lograr ser los primeros en incrementar la brecha social y generar más pobreza.
Esta tasa que introduce el repago, pagar dos veces por lo mismo, no traerá más que desencuentros con el sector farmacéutico, con los profesionales de la salud y con los usuarios. Es un impuesto al consumo de medicamentos cuyo hecho imponible es estar enfermo. No aportará, ninguna ventaja, reportará algunos ingresos a la caja de la Generalitat hoy y mucho más coste en un futuro. Es indispensable, para no seguir perdiendo credibilidad y liderazgo que el departamento de salud recupere el consenso con el sector y la industria farmacéutica, y, sobretodo con profesionales y ciudadanos.
Tickets no se necesitan, más cordura y sentido común por parte del gobierno de CiU es lo que hace falta.
Ésta es una lamentable iniciativa. Es posible hacer las cosas mejor en salud y resulta más eficiente, como se ha demostrado por los gobiernos catalanistas de izquierdas. Mientras en Cataluña el consumo en farmacia crecía un 11 por ciento en el período 2004/2009, en el Estado lo hacía un 21,5 por ciento. Durante ese período en Cataluña se hubiera consumido un 10,5 por ciento más (unos mil millones de euros) de no corregirse esta tendencia.
- Esta tasa que introduce el 'repago', pagar dos veces por lo mismo, es un impuesto al consumo de medicamentos cuyo hecho imponible es estar enfermo
Además, la política de concertación con el sector farmacéutico supuso un gran avance para conseguir mejoras importantes en el uso racional, y la constitución en 2009 de la Mesa del Medicamento de Cataluña permitió establecer un consenso en políticas farmacéuticas. La Mesa del Medicamento es, o era, un órgano de todos los agentes relacionados con el sector del medicamento en Cataluña: industria, distribución, oficinas de farmacia, consejos de colegios profesionales, patronales, foro de pacientes, expertos de diversas instituciones y el Departamento de Salud. Se desarrolló en 3 grupos de trabajo: Investigación con medicamentos, uso racional y sostenibilidad, y el paciente como gestor de su tratamiento. Cataluña, desarrollando estos instrumentos, ha dispuesto de una ventaja competitiva muy fuerte respecto al resto de autonomías, y muy legitimada por el hecho de estar consensuada.
Estas políticas han sido los verdaderos tickets moderadores que han permitido que el consumo en farmacia dentro del presupuesto del Departamento de Salud pasara del 23 por ciento en el año 2004 al 17 por ciento en el año 2009. Y todo ello antes de recibir la ayuda de los reales decretos leyes de 2010 y 2011 (dictados por el gobierno socialista del Estado) que, entre otras cuestiones, ha regulado la prescripción por principio activo.
El consejero Ruiz sólo debía tener cuidado de no romper nada más y de seguir con las políticas que han demostrado su utilidad. Pero esto no es nada original, y quería hacer algo distinto fruto de este arrebato, típico de CiU, que les impulsa a encontrar maneras diferentes de hacer las cosas, cueste lo que cueste para lograr ser los primeros en incrementar la brecha social y generar más pobreza.
- El Servicio Catalán de Salud estudió el euro por receta y no se implantó porque mostraba la generalización de inequidades si previamente no se corregía el copago, que es competencia estatal
Esta tasa que introduce el repago, pagar dos veces por lo mismo, no traerá más que desencuentros con el sector farmacéutico, con los profesionales de la salud y con los usuarios. Es un impuesto al consumo de medicamentos cuyo hecho imponible es estar enfermo. No aportará, ninguna ventaja, reportará algunos ingresos a la caja de la Generalitat hoy y mucho más coste en un futuro. Es indispensable, para no seguir perdiendo credibilidad y liderazgo que el departamento de salud recupere el consenso con el sector y la industria farmacéutica, y, sobretodo con profesionales y ciudadanos.
Tickets no se necesitan, más cordura y sentido común por parte del gobierno de CiU es lo que hace falta.
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