Carmen Vela: “Que no se recorte más. No se puede”
La secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación reconoce que tendrá que hacer filigranas para minimizar las consecuencias de reducción presupuestaria en la ciencia
Alicia Rivera
Bruselas
10 MAR 2012 - 00:30 CET91
La situación es muy complicada y Vela, que asistió la semana pasada, en Bruselas, a la celebración del quinto aniversario del Consejo Europeo de Investigación (ERC), no se llama a engaños cuando sintetiza las previsiones iniciales del Gobierno para I+D+i: “Son 531 millones en los capítulos 1 al 7 [subvenciones] y 213 en el capítulo 8 [préstamos]”, señala. Las subvenciones incluyen partidas que cubren, por ejemplo, proyectos competitivos de investigación, transferencias a los Organismos Públicos de Investigación (OPI), personal o cuotas a organismos internacionales. “Estas son las cifras de diciembre pasado”, puntualiza.
En cuando al presupuesto de 2012, que el Gobierno anunciará en pocas semanas, comenta: “Habrá más recortes para todos, pero hemos pedido que en ciencia e innovación no se corte más, porque no se puede”. Y añade: “Vamos a pelearnos para que las reducciones de presupuesto no sean más altas”. Vela, de 56 años, tiene una larga trayectoria como empresaria en el sector de la biotecnología.
Los grandes perjudicados de la caída de la inversión pública en I+D en los últimos tres años han sido los OPI, como el CSIC o el Ciemat, que han visto recortado sus presupuestos en torno al 30%. También este año verán su financiación pública reducida. “Pero será poco, un 4,4% de recorte y los responsables de los OPI ya lo saben”, explica la secretaria de Estado.
Esos 531 millones menos en 2012 significan un notable recorte respecto a la disponibilidad, ya mermada, que tenía el desaparecido Ministerio de Ciencia e Innovación en 2011 y que, además, arrastraba más recortes de años anteriores. ¿De dónde se puede reducir ahora, dónde está el margen? “Del capítulo de instalaciones científicas y tecnológicas, de las transferencias nominativas, que se suprimen completamente… y vamos a negociar las cuotas a los organismos internacionales”, contesta Vela. El Gobierno anterior no cumplió con todas sus obligaciones con dichas instituciones, entre las que la secretaria de Estado destaca la cuota del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de 2011, de la que se abonó solo la mitad.
En cuanto a las transferencias nominativas, son subvenciones que se asignan específicamente a fines, proyectos y actividades con nombre y apellido, es decir, que no son fondos científicos competitivos que se adjudican entre los mejores candidatos que optan a ellos, como son los proyectos del Plan Nacional de I+D. En los últimos años, por ejemplo, han sido abultadas las nominativas para el País Vasco negociadas durante el debate parlamentario del presupuesto, como informó este periódico.
Una de las tareas pendientes del nuevo equipo de gestión de la política científica y tecnológica española es la puesta en marcha de una Agencia de Financiación, anunciada en la nueva Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, pero pendiente de su creación. “Estamos ya trabajando en su puesta en marcha”, asegura Vela. Está elaborando con su equipo, explica, los estatutos de dicha institución, reclamada desde hace años por la comunidad científica para dar mayor autonomía, rigor y eficiencia a la gestión de la investigación. “Nuestro calendario es tener todo a punto el 8 de junio, porque la agencia tiene que ir en paralelo al desarrollo del nuevo Plan Nacional de I+D+i”, declara Vela. En este marco, la agencia empezaría a funcionar después del próximo verano, añade.
Muchos expertos se han planteado si, tras ocho años de espera, es oportuno poner en marcha esta nueva institución del sistema de I+D español precisamente en un momento extremadamente difícil como este, es decir, si la agencia no nacerá lastrada por las grandes estrecheces económicas. “Desde luego sería mejor si hubiera recursos abundantes, pero es el momento de poner en marcha la agencia y, además, así lo manda la ley de la Ciencia”, responde Vela.
El ERC es, para muchos, el modelo a imitar en la futura agencia española, por el éxito que ha obtenido en solo cinco años de vida gracias a su autonomía, rigor de funcionamiento y financiación exclusivamente de la ciencia de más alta calidad. Para la secretaria de Estado es un modelo sin duda interesante, “pero no podemos reproducirlo idéntico porque es diferente, por el volumen de inversión y por el tamaño; no tenemos el dinero que gestiona el ERC. Pero apunta que el sistema de evaluación es muy bueno para maximizar la calidad de los proyectos de investigación, “algo que ahora es especialmente importante”. “En cuanto al prestigio”, continúa, “nos lo tenemos que trabajar nosotros”, destacando la transparencia del sistema, la dirección científica y la estabilidad.
En las sesiones del aniversario del ERC y las intervenciones de sus responsables, ha destacado la defensa de la ciencia básica, no solo por su interés en tanto que aportación al conocimiento, sino como condición imprescindible para que pueda fluir la innovación en el sistema económico. “Para llegar a la innovación, en muchos casos hay que pasar por la investigación fundamental”, coincide Vela. Pero añade que no tiene sentido en política científica “formar cajas estancas”. Por ello defiende la organización de su secretaria de Estado, “con un organigrama al 50% de investigación e innovación, en un nuevo concepto de transferencia en los dos sentidos: de la empresa al mundo académico y universitario, y de este a la empresa”. Sin embargo, es la primera vez, desde la ley de la Ciencia de 1986, que la investigación científica no se organiza, al menos, desde una Secretaría de Estado —a menudo compartida con universidades— y durante varios años con ministerio propio. Ahora la secretaria de Estado engloba también la política de innovación.
“Creo que estamos [la ciencia y la innovación] donde mejor podemos estar en este momento, en el Ministerio de Economía y Competitividad, y no estamos en absoluto menospreciados”, afirma con rotundidad Vela.
Su nombramiento, a finales del pasado diciembre, desencadenó críticas muy duras contra ella desde sectores de la derecha por su anterior proximidad más al PSOE que al PP. “Creo que fue un ataque muy mal informado y muy injusto”, señala Vela con cierto malestar. “Fue una campaña, además, en un momento de muchísimo trabajo y casi no pude seguir todo lo que se dijo de mí, pero eso promovió una gran cantidad de cartas y de apoyos muy positivos, de manera que me sentí muy apoyada por la comunidad científica, También en el ministerio me siento absolutamente cómoda y apoyada al más alto nivel; a eso yo correspondo con trabajo y con lealtad”.
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