Tribuna. Juan Abarca Cidón
Sin prisa pero sin pausa
El sector hospitalario privado se enfrenta a una situación económica que le obliga a acometer un cambio para seguir el ritmo de la sociedad. Un cambio que, a juicio del autor, debe comenzar ya para no perder el tren.
Juan Abarca Cidón, secretario general del IDIS | 22/10/2012 00:00
El incremento del gasto sanitario afecta a todos, tanto al sector público como al sector privado. El sistema sanitario privado se financia fundamentalmente a través de las aportaciones de los usuarios por medio de la suscripción de seguros de salud. Además el usuario, que también sufre la crisis, exige mayor calidad y mayores prestaciones para mantener la suscripción al seguro, y para ello las aseguradoras están obligadas a controlar su siniestralidad; dado que no lo pueden hacer subiendo las primas, tratan de ajustar las tarifas a los proveedores y transferir parte del riesgo.
La realidad nos muestra que las cinco primeras aseguradoras concentran el 75 por ciento de los asegurados mientras que los 10 primeros grupos hospitalarios apenas llegan al 30 por ciento de la provisión privada. Ante este panorama, el sector de la provisión privada hospitalaria se encuentra en un necesario proceso de concentración que permita, por una parte, mejorar la gestión haciendo economía de escala y centralizando procesos, y, por otra parte, les ponga en una situación de negociación más equilibrada con sus clientes, las aseguradoras. La empresa hospitalaria privada es un ejemplo continuo de innovación en la gestión, creando cada día nuevas fórmulas que permiten sacar el máximo rendimiento a su actividad.
El proceso de concentración ha comenzado y estamos sólo viviendo el principio. En los próximos años se tenderá a la existencia de pocos grupos hospitalarios a nivel nacional y a procesos de concentración en las comunidades autónomas en las que exista suficiente masa critica como para poder adoptar esas sinergias.
Pero este fenómeno no es inherente sólo al sector de la sanidad privada: ocurre dentro del mismo segmento en el ámbito farmacéutico y en el de la tecnología sanitaria, y todo debido a la dificultad de competir en ámbitos globalizados en los que la competitividad y la productividad basada en la eficiencia en la gestión se hace perentoria. Es difícil competir con entornos que exigen una alta disponibilidad de recursos financieros, humanos y tecnológicos.
Sin duda nuestra sociedad está cambiando, y algunos parámetros como el avance tecnológico constante, la cronificación de los procesos, el afloramiento de nuevas y complejas patologías, la visión transversal del paciente con un ordenamiento diferencial de la estructura asistencial de tal forma que todo gire en torno al él, sin que el propio paciente sea un elemento de distorsión de estructuras y servicios verticales tremendamente jerarquizados, hacen que la unificación de esfuerzos sea necesaria.
Incertidumbre e inestabilidad
Por otro lado, sin duda los escenarios cambiantes en lo político, en lo económico y en lo social, unidos a momentos de incertidumbre, generan inestabilidad que hace que la financiación de proyectos e iniciativas sea cada vez más compleja, con lo cual si uno trata de sobrevivir en solitario lo tiene si cabe más complicado.Para demostrar esto no hace falta más que ver el fenómeno de concentración del segmento financiero en Europa y muy especialmente en España.
Por último, la previsible llegada de operadores internacionales a España en el segmento del aseguramiento y la provisión privada hace bueno el aforismo médico de que "más vale prevenir que tener que curar"; la defensa de nuestros valores como sector pueden verse cercenados si este desembarco ocurriese, y no hay mejor tratamiento que una buena profilaxis basada en la conjunción de voluntades y unión de esfuerzos.
En definitiva, en los próximos años asistiremos, al igual que ocurre en otros sectores productivos, a un progresivo fenómeno de concentración empresarial en el segmento asistencial y en el asegurador, pero ello no nos debe preocupar en exceso si como hasta ahora seguimos teniendo al paciente y sus familias como nuestra razón de ser. Es una cuestión de hacer las cosas bien y sin prisa.
La realidad nos muestra que las cinco primeras aseguradoras concentran el 75 por ciento de los asegurados mientras que los 10 primeros grupos hospitalarios apenas llegan al 30 por ciento de la provisión privada. Ante este panorama, el sector de la provisión privada hospitalaria se encuentra en un necesario proceso de concentración que permita, por una parte, mejorar la gestión haciendo economía de escala y centralizando procesos, y, por otra parte, les ponga en una situación de negociación más equilibrada con sus clientes, las aseguradoras. La empresa hospitalaria privada es un ejemplo continuo de innovación en la gestión, creando cada día nuevas fórmulas que permiten sacar el máximo rendimiento a su actividad.
El proceso de concentración ha comenzado y estamos sólo viviendo el principio. En los próximos años se tenderá a la existencia de pocos grupos hospitalarios a nivel nacional y a procesos de concentración en las comunidades autónomas en las que exista suficiente masa critica como para poder adoptar esas sinergias.
Pero este fenómeno no es inherente sólo al sector de la sanidad privada: ocurre dentro del mismo segmento en el ámbito farmacéutico y en el de la tecnología sanitaria, y todo debido a la dificultad de competir en ámbitos globalizados en los que la competitividad y la productividad basada en la eficiencia en la gestión se hace perentoria. Es difícil competir con entornos que exigen una alta disponibilidad de recursos financieros, humanos y tecnológicos.
Sin duda nuestra sociedad está cambiando, y algunos parámetros como el avance tecnológico constante, la cronificación de los procesos, el afloramiento de nuevas y complejas patologías, la visión transversal del paciente con un ordenamiento diferencial de la estructura asistencial de tal forma que todo gire en torno al él, sin que el propio paciente sea un elemento de distorsión de estructuras y servicios verticales tremendamente jerarquizados, hacen que la unificación de esfuerzos sea necesaria.
Incertidumbre e inestabilidad
Por otro lado, sin duda los escenarios cambiantes en lo político, en lo económico y en lo social, unidos a momentos de incertidumbre, generan inestabilidad que hace que la financiación de proyectos e iniciativas sea cada vez más compleja, con lo cual si uno trata de sobrevivir en solitario lo tiene si cabe más complicado.Para demostrar esto no hace falta más que ver el fenómeno de concentración del segmento financiero en Europa y muy especialmente en España.
Por último, la previsible llegada de operadores internacionales a España en el segmento del aseguramiento y la provisión privada hace bueno el aforismo médico de que "más vale prevenir que tener que curar"; la defensa de nuestros valores como sector pueden verse cercenados si este desembarco ocurriese, y no hay mejor tratamiento que una buena profilaxis basada en la conjunción de voluntades y unión de esfuerzos.
En definitiva, en los próximos años asistiremos, al igual que ocurre en otros sectores productivos, a un progresivo fenómeno de concentración empresarial en el segmento asistencial y en el asegurador, pero ello no nos debe preocupar en exceso si como hasta ahora seguimos teniendo al paciente y sus familias como nuestra razón de ser. Es una cuestión de hacer las cosas bien y sin prisa.
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