jueves, 4 de octubre de 2012

Tribuna: ¿Gobernar o gestionar? - DiarioMedico.com

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Frances Moreu. Gestor Sanitario

Tribuna: ¿Gobernar o gestionar?

El autor critica la falta de un discurso sobre el modelo social y sanitario al que aspiramos. En su opinión, además de gestionar la crisis apelando a recortes para reducir el déficit, es necesario gobernar el país encaminándolo hacia un modelo claro porque, sin ello, de nada servirá el sacrificio.
Frances Moreu. Gestor Sanitario   |  04/10/2012 00:00

 
 
No podemos continuar sólo con recortes y pidiendo más y más sacrificios a los ciudadanos sin proponerles a su vez con claridad para qué va a servir todo estoNo hay hoy en nuestro país un solo discurso político en la sanidad ni, en general, sobre el conjunto de prestaciones que configuran nuestro Estado de Bienestar que diga qué modelo queremosUna situación de quiebra de una empresa puede convertirse en otra concursal si al activo tangible (edificio, instalaciones, equipamientos, stocks etc.) de esta empresa se suma el intangible (el good will, fondo de comercio) que representa la marca, su portafolio, sus profesionales o su buen nombre en el mercado. Este good will puede incluso traducirse en términos económicos y, por lo tanto, eventualmente, dar la vuelta a una situación empresarial abocada al cierre a una de continuidad bajo ciertas condiciones. Por ello, las empresas se preocupan tanto de su activo intangible como del tangible, pues habitualmente del intangible ("el valor de la empresa") depende el futuro, mientras que su sostenibilidad está a corto plazo ligado al tangible.
Podríamos aceptar que todas las medidas aplicadas hoy, tanto desde el nivel central como desde las autonomías para tratar de atajar el déficit sanitario, estén en la línea correcta si el Estado fuese una empresa a la que hay que gestionar, pero los países, las naciones, no deben sólo gestionarse sino que básicamente deben gobernarse y ello implica la necesidad de un liderazgo moral que guíe la sociedad hacia una visión determinada y esta visión no puede ser en ningún caso "el reducir el déficit" como un fin en sí mismo, sino poner este instrumento al servicio de cómo alcanzar la sociedad que queremos ser y no únicamente la que nos podemos pagar. En mi opinión, no hay hoy en nuestro país un solo discurso político en la sanidad ni, en general, en lo relativo al conjunto de prestaciones que configuran nuestro Estado de Bienestar que nos proponga a qué modelo aspiramos post crisis. La abstracción es que cuando salgamos de la nuestra estaremos otra vez en la casilla de salida del 2008, y todas las medidas, todos los recortes aplicados hasta hoy ya no serán necesarios y volveremos a estar donde estábamos, lo que evidentemente es imposible.


Credibilidad y legitimación
La recuperación como país de este good will, de este fondo de comercio absolutamente imprescindible para salir de la crisis pasa inexcusablemente por generar un estado de ánimo en el conjunto de la sociedad que cambie el fatalismo actual de un país sin alma por la convicción de que es posible aspirar a algo mejor no solo respecto al hoy, sino también al ayer, y para ello necesitamos líderes con credibilidad y legitimación moral para proponer desde el realismo, por supuesto, pero sin abdicar de la ambición, este futuro mejor que nos hubiésemos tenido que plantear incluso sin la crisis que nos azota.

Desde este punto de vista la crisis no es una amenaza sino una oportunidad para hacer aquello que sin ella nunca hubiésemos abordado. Para este propósito en la sanidad, y a diferencia de lo que ocurre en España como país, contamos con la ventaja de un good will importante acumulado durante muchos años. El modelo en sí mismo (universal, equitativo, accesible, integral, al menos hasta ahora), el aprecio de los ciudadanos, la valía de los profesionales y la confianza en ellos, junto a su coste más que razonable, son sus principales activos. A partir de ellos, y juntamente con las otras prestaciones que configuran el Estado de Bienestar de hoy (educación, pensiones y servicios sociales), nos dan la garantía de un tránsito razonable del Estado de Bienestar de hoy a la Sociedad de Bienestar de mañana en consonancia con el nuevo modelo que nos debe ayudar a salir de la crisis adoptando como propios unos nuevos valores sociales.

Un renovado equilibrio entre responsabilidad individual y el soporte colectivo en el bienestar de las personas nacerá de incorporar como signos de identidad de esta nueva sociedad entre otros los valores del esfuerzo, la solidaridad, la honestidad y el ser emprendedores, lo que nos llevará a facilitar el citado tránsito del Estado a la Sociedad del Bienestar en el cual este bienestar no se jugará solamente entre el Estado y el Individuo sino que introducirá el mercado en aquella zona de grises donde el bienestar individual no debe poner en cuestión el colectivo.


Democracia deliberativa
Estos valores son además los que nos han de ayudar a salir de la crisis global como país alumbrando un nuevo modelo social que nos permita levantar el listón de nuestra ambición colectiva con una mayor implicación de los ciudadanos en todo lo que les afecta tanto a nivel individual como colectivo potenciando el de una sociedad civil no de élites sino de ciudadanos, lo que implica el paso de un modelo de democracia participativa a otro de democracia deliberativa que tan útil sería como referencia en el ámbito de la salud entendida como una responsabilidad individual y una obligación colectiva.

No podemos continuar sólo con recortes y pidiendo más y más sacrificios a los ciudadanos sin proponerles a su vez con claridad para qué va a servir todo esto. No se puede seguir gestionando únicamente la crisis; hay que gobernarla y esto exige líderes y un discurso claro y rotundo de lo que se pretende con todo ello, que es mucho más, por importante que sea, que cuadrar las cuentas, recuperar la actividad y generar empleo pues, aunque todo esto se lograse, es imprescindible alumbrar un nuevo orden social y un nuevo proyecto colectivo sustentado sobre valores que propicien un ordenamiento más justo y más protegido ante otras crisis.

En la sanidad ésta necesidad es triple. A nivel macro, para encajarla en el nuevo contrato social que certifique el paso del Estado a la Sociedad del Bienestar y en la nueva arquitectura del Estado Autonómico. A nivel meso, para repensar "lo que hay que hacer" para, atendiendo a estos nuevos valores y perfiles sociale,s hacer efectivo el derecho a la protección de la salud y de la autonomía de los ciudadanos y, a nivel micro, cómo "hacer bien lo que debemos hacer". La respuesta a la primera pregunta nos ha de venir desde fuera. A las otras dos y, una vez respondida la primera, nuestro excelente good will no tendrá problemas en hacerlas operativas.

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