Tribuna. Ana Mato, ministra de Sanidad
Un reto y un compromiso
Las reformas sanitarias no han sido fáciles. Se han topado no sólo con la situación económica, sino también con alarmas injustificadas. Pero en este proceso de reformas, que continuará, está claro que el SNS queda preservado.
Ana Mato, ministra de Sanidad | 15/10/2012 00:00
La promoción de la salud y su protección son prioridades en las que hay total coincidencia por parte de los ciudadanos. De ahí que los gobernantes debamos trabajar para que sean atendidas con cuantos medios estén a nuestro alcance. Con este compromiso asumí el encargo del presidente Mariano Rajoy de dirigir el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. La tarea era y es ciertamente compleja, pero ilusionante.
La situación de crisis había puesto al descubierto graves debilidades de nuestro Sistema Nacional de Salud. Prueba de ello son los 16.000 millones de euros de deuda que arrastraba el sistema. Era una deuda que crecía sin control. Sólo en dos años la deuda sanitaria había aumentado en un 173 por ciento.
Así, se estaba poniendo en peligro, de forma irresponsable, la atención a los pacientes.
Era urgente buscar soluciones y aplicar medidas. Porque los ciudadanos nos pedían, y nos piden, garantías de que ellos, sus hijos y sus nietos van a seguir contando con una sanidad pública, gratuita, universal y de calidad. A este objetivo respondede la reforma sanitaria que ha promovido el Gobierno y que arrancó en febrero con un amplio acuerdo con las comunidades autonomas.
Desde entonces, en todo momento, el Gobierno ha puesto el máximo empeño en conseguir la sostenibilidad del sistema y que se preserve el derecho a la protección de la salud.
No han faltado las propuestas de quienes pretendían lograrlo a base de plantear el copago en la asistencia sanitaria, el pago por hospitalización... Sin embargo, el Gobierno ha seguido por otro camino, velando por el interés de los ciudadanos, especialmente de los más afectados por la crisis como los desempleados.
La reforma sanitaria es un proceso vivo, en el que continuamos inmersos y que pretendemos culminar con un Pacto de Estado por la Sanidad y los Servicios Sociales, pero ya hemos dado pasos importantes. El primero ha sido la puesta en marcha del Real Decreto Ley 16/2012, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad delsistema. Esta norma consolida el principio de universalidad establecido en la Ley General de Sanidad, clarificando conceptos, poniendo coto a determinados abusos, como el del llamado turismo sanitario e introduciendo medidas de ahorro y criterios de equidad en la aportacion por medicamentos.
Ya hemos visto los primeros resultados: 400 millones de euros de ahorro en farmacia en dos meses de aplicación. Junto con medidas, como la compra centralizada, que ha generado 37 millones de ahorro sólo en vacunas y que está dando sus primeros pasos en la adquisición de otros medicamentos y productos sanitarios, permitirá financiar los más innovadores tratamientos para hacer frente a las enfermedades más graves e invalidantes.
También se ha puesto en marcha la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud, que velará por la calidad de todos los procedimientos incluidos en la cartera de servicios en base a criterios técnicos y científicos.
Recursos humanos
En nuestra hoja de ruta figura también como pieza fundamental la ordenación de los Recursos Humanos y el desarrollo profesional. Los profesionales son el principal activo de nuestro sistema sanitario y por ello estamos trabajando de modo que se faciliten mayores oportunidades y mejor formación. Para ello habran de planificarse las necesidades futuras del sistema, a lo que ayudará la creación del tantas veces pospuesto Registro Estatal de Profesionales Sanitarios.
Y, si hablamos de reforma e innovación, no debemos olvidar el impulso definitivo a la e-salud a través de la tarjeta interoperable, la receta electrónica y la historia clínica digital.
En definitiva, con la reforma sanitaria, estamos cumpliendo con los objetivos que nos habíamos marcado desde el inicio: devolver la tranquilidad y la confianza a los ciudadanos en el futuro del sistema, haciéndolo más equitativo, flexible, moderno y eficiente.
No está siendo una tarea fácil. Ha habido que superar muchos obstáculos. No sólo teníamos en contra la situación económica. También hemos tenido que afrontar algunas alarmas injusticadas. Las alertas continúan. La última asegura que el ministerio quiere eliminar las mamografías de la cartera básica de servicios. Todo un ejercicio de irresponsabilidad que afecta a una población especialmente sensible. Podemos garantizar que las mamografías, por supuesto, se seguirán realizando.
Pero la reforma continúa. Garantizar que el Sistema Nacional de Salud funciona es tarea de todos los días. En los próximos meses, pondremos en marcha nuevas medidas y se darán nuevos pasos en proyectos importantes, como la revisión de la cartera de servicios.
En este proceso hay algo que no cambiará. La garantía de que nuestro Sistema Nacional de Salud queda preservado. Éste es mi compromiso y el de todo el Gobierno.
La situación de crisis había puesto al descubierto graves debilidades de nuestro Sistema Nacional de Salud. Prueba de ello son los 16.000 millones de euros de deuda que arrastraba el sistema. Era una deuda que crecía sin control. Sólo en dos años la deuda sanitaria había aumentado en un 173 por ciento.
Así, se estaba poniendo en peligro, de forma irresponsable, la atención a los pacientes.
Era urgente buscar soluciones y aplicar medidas. Porque los ciudadanos nos pedían, y nos piden, garantías de que ellos, sus hijos y sus nietos van a seguir contando con una sanidad pública, gratuita, universal y de calidad. A este objetivo respondede la reforma sanitaria que ha promovido el Gobierno y que arrancó en febrero con un amplio acuerdo con las comunidades autonomas.
Desde entonces, en todo momento, el Gobierno ha puesto el máximo empeño en conseguir la sostenibilidad del sistema y que se preserve el derecho a la protección de la salud.
No han faltado las propuestas de quienes pretendían lograrlo a base de plantear el copago en la asistencia sanitaria, el pago por hospitalización... Sin embargo, el Gobierno ha seguido por otro camino, velando por el interés de los ciudadanos, especialmente de los más afectados por la crisis como los desempleados.
La reforma sanitaria es un proceso vivo, en el que continuamos inmersos y que pretendemos culminar con un Pacto de Estado por la Sanidad y los Servicios Sociales, pero ya hemos dado pasos importantes. El primero ha sido la puesta en marcha del Real Decreto Ley 16/2012, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad delsistema. Esta norma consolida el principio de universalidad establecido en la Ley General de Sanidad, clarificando conceptos, poniendo coto a determinados abusos, como el del llamado turismo sanitario e introduciendo medidas de ahorro y criterios de equidad en la aportacion por medicamentos.
Ya hemos visto los primeros resultados: 400 millones de euros de ahorro en farmacia en dos meses de aplicación. Junto con medidas, como la compra centralizada, que ha generado 37 millones de ahorro sólo en vacunas y que está dando sus primeros pasos en la adquisición de otros medicamentos y productos sanitarios, permitirá financiar los más innovadores tratamientos para hacer frente a las enfermedades más graves e invalidantes.
También se ha puesto en marcha la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud, que velará por la calidad de todos los procedimientos incluidos en la cartera de servicios en base a criterios técnicos y científicos.
Recursos humanos
En nuestra hoja de ruta figura también como pieza fundamental la ordenación de los Recursos Humanos y el desarrollo profesional. Los profesionales son el principal activo de nuestro sistema sanitario y por ello estamos trabajando de modo que se faciliten mayores oportunidades y mejor formación. Para ello habran de planificarse las necesidades futuras del sistema, a lo que ayudará la creación del tantas veces pospuesto Registro Estatal de Profesionales Sanitarios.
Y, si hablamos de reforma e innovación, no debemos olvidar el impulso definitivo a la e-salud a través de la tarjeta interoperable, la receta electrónica y la historia clínica digital.
En definitiva, con la reforma sanitaria, estamos cumpliendo con los objetivos que nos habíamos marcado desde el inicio: devolver la tranquilidad y la confianza a los ciudadanos en el futuro del sistema, haciéndolo más equitativo, flexible, moderno y eficiente.
No está siendo una tarea fácil. Ha habido que superar muchos obstáculos. No sólo teníamos en contra la situación económica. También hemos tenido que afrontar algunas alarmas injusticadas. Las alertas continúan. La última asegura que el ministerio quiere eliminar las mamografías de la cartera básica de servicios. Todo un ejercicio de irresponsabilidad que afecta a una población especialmente sensible. Podemos garantizar que las mamografías, por supuesto, se seguirán realizando.
Pero la reforma continúa. Garantizar que el Sistema Nacional de Salud funciona es tarea de todos los días. En los próximos meses, pondremos en marcha nuevas medidas y se darán nuevos pasos en proyectos importantes, como la revisión de la cartera de servicios.
En este proceso hay algo que no cambiará. La garantía de que nuestro Sistema Nacional de Salud queda preservado. Éste es mi compromiso y el de todo el Gobierno.
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