TRIBUNA GUILLÉN LÓPEZ CASASNOVAS
Cuando la eficiencia en salud es servir al bienestar social con unos recursos limitados
Guillén López Casanovas, de la Universidad Pompeu Fabra, considera que el objetivo de la eficiencia no es minimizar costes sino servir al bienestar con recursos limitados.
Guillén López Casasnovas. Director del Centro de Investigación en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra | 14/11/2016 00:00
La llamada a la ética acostumbra a ser el recurso utilizado cuando ni la regulación ni los incentivos son capaces de conducir los comportamientos a cotas razonables. En el patronato de la Fundación Grifols de Bioética he tenido oportunidad reiterada de comprobar esta afirmación desde la diversidad de aportaciones de quienes confluíamos en los debates desde posiciones y bagajes diversos. The Hasting Center, por ejemplo, y sus fines de la Medicina nos eran referente.
- Ciudadanos que creen que la enfermedad es algo exógeno a la vida (...) y que les habilita a exigir cualquier tratamiento al margen de criterios de coste-efectividad social"
Pero en un mundo en el que todo se transacciona las aplicaciones de los grandes principios de la justicia, la equidad, la fairness (que tiene mas de exigencia de compasión, de hacer algo, de no abandonar que de igualar como creen algunos), chocan con la realidad más micro de la gestión de los servicios sanitarios. Ciudadanos que creen que la enfermedad es algo exógeno a la vida que enturbia la felicidad a la que uno tiene derecho, lo que les habilita a exigir cualquier tratamiento al margen de todo criterio de coste-efectividad social. Intereses presentes en el sector que alimentan dicha perspectiva y fabrican enfermedades (disease mongering se le llama) o identifican enfermos manipulando el marcador o convirtiendo factores de riesgo en estratos de población medicalizable. Profesionales que anteponen sus propias convicciones a las de la ética social a la que sirven.
Pero todo ello es común a una gran mayoría de los órdenes de la vida, con lo que la situación sería alarmante si fuera en el sector sanitario diferencialmente peor, lo que no es el caso, aunque debemos aceptar que en nuestro campo, al visualizarse más sus consecuencias (desde tarifas privadas abusivas, escaso tiempo de dedicación o tratamientos no financiados) las consecuencias de la falta de ética generan mayor ruido. Especialmente cuando la economía enseña su cabeza (la de la ciencia triste), lo que no suele dejar bien parados a los economistas de la salud.
- La llamada a la ética acostumbra a ser el recurso utilizado cuando ni la regulación ni los incentivos son capaces de conducir los comportamientos a cotas razonables"
Sin embargo, como decía el maestro Alan Williams, la peor de las éticas es la del despilfarro, no siendo eficientes. Aun teniendo que reiterar los economistas de la salud hasta la saciedad que el objetivo de la eficiencia no es minimizar costes sino mejor servir al bienestar con unos recursos limitados.
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