Estudio psicosocial
AR: el precio del biológico sigue siendo el reto
Un estudio psicosocial, realizado por Conartritis, que se presenta hoy, analiza las percepciones de los afectados sobre el tratamiento y la calidad de vida.
Isabel Gallardo Ponce | igallardo@diariomedico.com | 19/04/2013 00:00
"La artritis reumatoide (AR) es la enfermedad inflamatoria por excelencia de la patología reumática. Es crónica, autoinmune, progresiva, la más prevalente, incapacitante y con un alto índice de morbimortalidad. En España afecta a entre 300.000 y 500.000 personas", ha explicado a DM Miguel Ángel Caracuel, vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología, quien participa hoy en la presentación en Madrid, del Estudio Psicosocial Artritis Reumatoide, la relación de los pacientes con sus tratamientos, que ha realizado la Coordinadora Nacional de Artritis Reumatoide (ConArtritis), con el apoyo de Roche.
"Queríamos averiguar cómo nos sentimos los pacientes con los tratamientos, tanto con los fármacos tradicionales -modificadores de la enfermedad (FAME)-, como los biológicos, qué grado de satisfacción existe y cómo valorábamos las vías de administración", además de hasta qué grado deben los pacientes readaptar sus vidas en función de la patología y las terapias, explica Antonio Torralba, presidente de Conartritis. Según él, los resultados del estudio ponen de manifiesto la "valoración positiva del arsenal terapéutico que, de hecho, ha conseguido que los pacientes tengamos una vida normalizada para poder desarrollarla en todos sus aspectos".
Resultados
Para el trabajo se realizaron 24 entrevistas domiciliarias para contextualizar al paciente en su entorno y 61 telefónicas. Se observó que en función de la vía de administración, en los FAME "el 26,7 por ciento veía con comodidad su uso, se valoraba bien su efectividad", y un 23,3 por ciento consideraban que el FAME es complementario al uso de un fármaco biológico -en la mayoría de los pacientes de la muestra la terapia con un solo FAME no había controlado la patología-. No obstante, el 63 por ciento de los pacientes referían efectos secundarios gastrointestinales como el principal inconveniente, y el 13,7 tenía dificultades para continuar el tratamiento. "Al notar la mejora, se tiende a reducir la toma. En AR la adherencia al tratamiento es fundamental", dice Torralba.
Caracuel denomina a la terapia biológica como una revolución total en el tratamiento, que ha contribuido a elevar la calidad de vida y que busca la remisión total de la patología. "Entre el 14 y el 30 por ciento de los pacientes con AR son tratados con ella, y otras formas de buen pronóstico se controlan perfectamente con FAME".
Según el estudio, el uso de la terapia biológica se ve de forma positiva, independientemente de que la vía de administración sea intravenosa o subcutánea o esté recibiendo el biológico en monoterapia o en combinación con un FAME. "De hecho, el 86 por ciento estaba satisfecho con el tratamiento biológico en contraposición con cinco de cada diez pacientes cómodos con FAME". Además, 7 de cada 10 pacientes que recibían el tratamiento biológico intravenoso en el Hospital de Día estaban más cómodos y sentían más seguridad que si tuvieran que administrárselo ellos mismos.
negativo y positivo
Torralba destaca que "aunque los fármacos para la AR tienen un impacto negativo en la vida, puesto que tienen que adaptar su día a día a los fármacos, a los efectos secundarios y al día de administración, la aparición de los Fames y los biológicos -con una percepción más positiva-, ha supuesto un escalón más en la consecución del objetivo terapéutico: la remisión de la enfermedad".
Por ello, según Torralba, es necesario que todas las opciones terapéuticas estén disponibles en todas las comunidades autónomas para indicar de forma individualizada el tratamiento que mejor se adecue al estadio de la patología y a la vida del paciente para no mermar su calidad de vida. En ello coincide Caracuel para quien el quid de la cuestión es racionalizar el gasto e individualizar la terapia, ya que "se trata de fármacos muy costosos cuyo coste puede oscilar entre los 10.000 y los 14.000 euros al año por paciente".
"Queríamos averiguar cómo nos sentimos los pacientes con los tratamientos, tanto con los fármacos tradicionales -modificadores de la enfermedad (FAME)-, como los biológicos, qué grado de satisfacción existe y cómo valorábamos las vías de administración", además de hasta qué grado deben los pacientes readaptar sus vidas en función de la patología y las terapias, explica Antonio Torralba, presidente de Conartritis. Según él, los resultados del estudio ponen de manifiesto la "valoración positiva del arsenal terapéutico que, de hecho, ha conseguido que los pacientes tengamos una vida normalizada para poder desarrollarla en todos sus aspectos".
Resultados
Para el trabajo se realizaron 24 entrevistas domiciliarias para contextualizar al paciente en su entorno y 61 telefónicas. Se observó que en función de la vía de administración, en los FAME "el 26,7 por ciento veía con comodidad su uso, se valoraba bien su efectividad", y un 23,3 por ciento consideraban que el FAME es complementario al uso de un fármaco biológico -en la mayoría de los pacientes de la muestra la terapia con un solo FAME no había controlado la patología-. No obstante, el 63 por ciento de los pacientes referían efectos secundarios gastrointestinales como el principal inconveniente, y el 13,7 tenía dificultades para continuar el tratamiento. "Al notar la mejora, se tiende a reducir la toma. En AR la adherencia al tratamiento es fundamental", dice Torralba.
Caracuel denomina a la terapia biológica como una revolución total en el tratamiento, que ha contribuido a elevar la calidad de vida y que busca la remisión total de la patología. "Entre el 14 y el 30 por ciento de los pacientes con AR son tratados con ella, y otras formas de buen pronóstico se controlan perfectamente con FAME".
Según el estudio, el uso de la terapia biológica se ve de forma positiva, independientemente de que la vía de administración sea intravenosa o subcutánea o esté recibiendo el biológico en monoterapia o en combinación con un FAME. "De hecho, el 86 por ciento estaba satisfecho con el tratamiento biológico en contraposición con cinco de cada diez pacientes cómodos con FAME". Además, 7 de cada 10 pacientes que recibían el tratamiento biológico intravenoso en el Hospital de Día estaban más cómodos y sentían más seguridad que si tuvieran que administrárselo ellos mismos.
negativo y positivo
Torralba destaca que "aunque los fármacos para la AR tienen un impacto negativo en la vida, puesto que tienen que adaptar su día a día a los fármacos, a los efectos secundarios y al día de administración, la aparición de los Fames y los biológicos -con una percepción más positiva-, ha supuesto un escalón más en la consecución del objetivo terapéutico: la remisión de la enfermedad".
Por ello, según Torralba, es necesario que todas las opciones terapéuticas estén disponibles en todas las comunidades autónomas para indicar de forma individualizada el tratamiento que mejor se adecue al estadio de la patología y a la vida del paciente para no mermar su calidad de vida. En ello coincide Caracuel para quien el quid de la cuestión es racionalizar el gasto e individualizar la terapia, ya que "se trata de fármacos muy costosos cuyo coste puede oscilar entre los 10.000 y los 14.000 euros al año por paciente".
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