viernes, 16 de marzo de 2012

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Medicina: destruir para crear

J.L. Serna | J. Beneytez | Madrid
Actualizado viernes 16/03/2012 09:06 horas

Quizá, lo único que no se pueda digitalizar del ser humano a corto y medio plazo sea su pensamiento, su temperamento, sus emociones. El resto, para bien -o a veces para mal si no lo modulamos-, podrá archivarse en bits. De hecho, en menos años de los que imaginamos habrá un millón de personas que tendrán su genoma completo metido en un pendrive, o guardado en la nube -que es lo que parece que acabará imponiéndose.

El resto de lo que tiene que ver con su salud también será digital. La historia clínica, las imágenes médicas, los exámenes complementarios que se haya realizado... ya no se recogerán en papel. Todo será accesible no ya desde computadores personales si no desde dispositivos móviles de mayor capacidad y calidad que los que ahora tenemos. Y eso que los que ahora tenemos son muy buenos.

Eric Topol es uno de los mejores cardiólogos del mundo. Ahora, además, se ha reconvertido en gurú de buena parte de las novedades técnicas y genómicas que inundan la medicina moderna.

Acaba de publicar un libro interesante. La creacción destructiva de la medicina. Trata de cómo la revolución digital cambiará el panorama de la profesión radicalmente. En el texto se debate sobre la necesidad de que la sanidad modifique la mayoría de sus paradigmas tanto tiempo establecidos, en función precisamente de los avances tecnológicos. Porque, curiosamente, la medicina, la sanidad, la salud, es uno de los grandes sectores sociales y económicos menos digitalizados. Y no debería ser así. El autor argumenta, con bastante razón, que -sin la destrucción creativa del sistema- la medicina personalizada, de la que tanto se habla ahora, es imposible. Habrá que hablar, y mucho de este asunto.

Sin embargo, conviene no olvidar que existe algo esencial en medicina que jamás se podrá caracterizar por más o menos bits. Mirar a los ojos al paciente, el escucharle y volverle a escuchar, el hablarle con sinceridad y cariño -transmitiendo confianza- el apoyar nuestra mano en su hombro. Darle protagonismo. Porque eso no es digital, es analógico. Y sólo cuando una cosa se combine con la otra en las dosis correcta será cuando la medicina avance como nunca lo hizo. Y ha avanzado bastante.

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