lunes, 21 de mayo de 2012

225 años de historia | Noticias | elmundo.es

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ANIVERSARIO | Hospital Clínico San Carlos de Madrid

225 años de historia

El doctor Ribera y la doctora Molina, en el Clínico. | Begoña Rivas.El doctor Ribera y la doctora Molina, en el Clínico. | Begoña Rivas.
Imagen de una enfermera tomada en 1967.
  • El Clínico, con 5.800 profesionales, celebra su aniversario con numerosos actos
  • El doctor Ribera empezó en el centro cuando la doctora Molina no había nacido
  • Ambos profesionales están en desacuerdo con los recortes sanitarios


Con mas de dos siglos a sus espaldas (este año celebra su 225 aniversario), el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, perteneciente a la Universidad Complutense y gestionado por el Servicio Madrileño de Salud,  es la institución sanitaria más antigua de la capital. Creado en 1787 por el Rey Carlos III, se ubicó por aquel entonces en la calle Atocha. Fue en 1951 cuando se produce el traslado de algunas de sus actividades al edificio de  Moncloa, tras un proyecto aprobado en 1928.

María Garrido fue la primera paciente del nuevo edificio, ingresada el 21 de enero de ese año, debido a un proceso febril por infección local. El seis de abril fue dada de alta totalmente curada.

Actualmente, el Clínico de Madrid, ubicado en un monobloque de 175.000 metros cuadrados, cuenta con 1.000  camas, 30 quirófanos y ocho hospitales de día...  Un total de 5.600 profesionales recorren a diario sus largos pasillos, algunos de ellos  llevan, incluso,  más de medio siglo ejerciendo la profesión médica en el interior de sus muros. Es el caso de José Manuel Ribera Casado,  hoy jubilado, aunque sigue acudiendo al hospital en calidad de profesor emérito.
Ubicado en un monobloque de 175.000 metros cuadrados, cuenta con 1.000 camas, 30 quirófanos, ocho hospitales de día y 5.600 profesionales.

Mismos puntos de vista

Aterrizó por primera vez en la institución, en 1961, como estudiante, cuando Rosa Molina, compañera psiquiatra y coprotagonista de este artículo, aún ni había nacido.

Pero pese a la dilata experiencia  de uno en comparación con la otra y pese, también,  a la transformación de la Medicina en las últimas décadas, ambos profesionales comparten ideas similares sobre su sector, la crisis que se cierne sobre él y la evolución de la atención médica.

"El sistema público tan bueno que hemos conseguido se va a ir a pique. Cuantos más intermediarios existan entre el médico y el paciente, más dinero se queda por el camino y es peor para los enfermos. Soy muy pesimista con lo que está sucediendo. Se ha empezado con las personas mayores: no se les bajan las pensiones , pero se les recorta de otra forma, con el copago de medicamentos, por poner un ejemplo.  Las administraciones tienen que elegir sus prioridades y la salud debería ser una de ellas", reconoce quien en 1984 puso en marcha el Servicio de Geriatría del Clínico de Madrid.

No difiere mucho la opinión de Rosa Molina, de 30 años, que acaba de firmar su cuarto contrato con el Servicio de Psiquiatría. "Jamás hubiera pensado que pudiera darse esta situación. Yo creo firmemente en la sanidad pública y la situación de desamparo actual en la que están los profesionales era algo que no me planteaba cuando estudiaba la carrera. Asumía que trabajando y estudiando nunca tendría que preocuparme por el trabajo, que este vendría solo, como recompensa al esfuerzo", afirma.

Tampoco llegó a imaginar "que nuestra sanidad se tambalearía. Los recortes son una medida no deseable, desde luego, pero de darse, deben ser justos y equilibrados", apostilla.
"El sistema público tan bueno que hemos conseguido se va a ir a pique. La privatización es el regreso al pasado para el enfermo. La gestión y la excelencia de la Medicina no son un negocio".

De 33 camas a 1.000

Con todo, se considera una privilegiada. "Soy una afortunada: no sólo por trabajar en este centro si no por llevar varios contratos, el primero fue de seis meses y ahora el último es de nueve. Lo que se llega a asumir como 'normal' entre los que hemos acabado, es saltar de sustitución en sustitución, en un momento en el que lo más importante es trabajar para asentar los conocimientos que has adquirido durante tantos años", agrega.

Cuando el doctor  Ribera Casado empezó en el Hospital Clínico de Madrid , "sólo había 33 camas habilitadas en media planta del ala sur del edificio aún en construcción y, para que los lectores se hagan una idea no existía un servicio de Urgencias como se le conoce actualmente ni tampoco teníamos guardias nocturnas. Los voluntarios y los estudiantes se quedaban en el hospital por las noches y si algún paciente ingresado se ponía peor, nos llamaban a casa", rememora.

Contaban, eso sí, "con un servicio de radiología que atendía un radiólogo y, también, un laboratorio. Otros especialistas como el dermatólogo, el ginecólogo, el psiquiatra o el dentista venían al centro a demanda, cuando se nos presentaba un caso que requería de sus conocimientos. Lo que sí teníamos era lo que se conocían como sesiones magistrales. Todos los martes, jueves  y sábados nos reuníamos para estudiar casos más complicados...", relata.

El 1 de octubre de 1965 fue el final del viejo Hospital de la calle Atocha, que se convertiría en 1970 en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Madrid. En esa fecha todas las cátedras se trasladaron definitivamente al nuevo centro, instalándose en el ala  sur del edificio hasta que finalizaran las obras en el ala norte.  Y aunque el ingreso en el Clínico de Enfermos del Seguro Obligatorio de Enfermedad se realizó a partir de octubre de 1962, no fue hasta el 68 cuando se firmó el convenio regulador de la colaboración entre la Universidad y la Seguridad Social.

"Fue el cambio radical del centro. Se contrató personal asistencial  y surge una estructura piramidal que no existía antes, jefes de sección , residentes... Posteriormente llegaría el servicio de Urgencias, las guardias", recuerda Ribera Casado.
"Sólo había 33 camas habilitadas y, para que los lectores se hagan una idea no existía un servicio de Urgencias ni tampoco teníamos guardias nocturnas".

Relación médico paciente

Transformaciones que se suman a los grandes avances  tecnológicos a los que este especialista ha asistido a lo largo de su carrera. "Han sido muy importantes, como la evolución de la tecnología, lo que ha supuesto un gran avance para la Medicina, pero tienen sus contrapartidas. Creo que esta transformación ha separado al médico del paciente. Ahora, la visión integral de enfermo se ha perdido, como se ha perdido el valor de la historia clínica para alcanzar el diagnóstico. Se piden pruebas y pruebas, algunas invasivas, sin tener una visión integradora. "Lo mismo sucede con el seguimiento de los enfermos. Los médicos de familia son, salvo excepciones, los únicos que de una manera generalizada se ocupan de esta tarea, en un momento en el que la expectativa de vida ha aumentando, dicho seguimiento es vital", detalla el experto en Geriatría.

La joven psiquiatra defiende asimismo la distancia actual que separa a los enfermos de sus médicos. "Los pacientes están más informados que antes y son más exigentes y muchas veces se tiende a una medicina defensiva lo que lleva a la realización innecesaria de pruebas. Lo importante es tener una buena comunicación, pero la falta de tiempo en las consultas es un obstáculo para conseguirla".

Pero ni la crisis ni las dificultades nublan la vocación de los doctores Ribera Casado y Molina: mientras el experto geriatra sigue ´dando clases a futuros médicos, la joven psiquiatra está terminando la tesis e involucrándose en nuevos proyectos. Y ambos reconocen que celebraran con el Hospital Clínico su 225 aniversario participando en un amplio programa de actos científicos, académicos, culturales y sociales.   

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