miércoles, 9 de mayo de 2012

El CI de un familiar es válido si el paciente está incapacitado - DiarioMedico.com

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desestiman una reclamación al sescam

El CI de un familiar es válido si el paciente está incapacitado

Un juzgado de Toledo ha desestimado la reclamación al Sescam de un paciente por las secuelas motoras que sufre tras someterse a una operación neuronal. El fallo reconoce la validez del consentimiento informado firmado por su hijo y que recoge los riesgos de la intervención.
S.Valle   |  09/05/2012 00:00

Eduardo Asensi,  abogado de Asjusa-Letramed.
Eduardo Asensi, abogado de Asjusa-Letramed. (José Luis Pindado)
Cuando el paciente no está capacitado para dar su consentimiento a una intervención es posible recabar de un familiar del enfermo la autorización y la conformidad con los riesgos que el acto médico implica. Éste fue el argumento presentado por Eduardo Asensi, abogado del despacho Asjusa-Letramed, que defendió a la compañía asegurador del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) en la demanda presentada por un paciente que reclamaba una indemnización por las secuelas que sufre derivadas de una intervención neuronal.

El Juzgado Contencioso-administrativo número uno de Toledo ha admitido este argumento y ha desestimado la demanda presentada por el enfermo.

Sin daño antijurídico

En el juicio no hay duda, por ninguna de las partes, de la relación de causalidad entre las dificultades motoras que tiene el demandante en la actualidad y la intervención a la que se sometió. Sin embargo, el juez señala que no se trata de un daño antijurídico que haya que indemnizar, pues los riesgos de la operación fueron asumidos, como lo demuestra la firma del documento de CI por uno de sus hijos. El paciente, al que se le había diagnosticado un aneurisma cerebral, que derivó en una hemorragia subaracnoidea, fue intervenido en una situación de "compromiso vital". En el abordaje quirúrgico de la patología se realizó un clipaje del aneurisma dañándose una arteria. Este riesgo, según se recoge en la sentencia, es uno de los principales en este tipo de operación y que, además, aparece recogido en el CI firmado por el hijo del enfermo.

El juez encuentra suficientemente probada la incapacidad del paciente para recibir la información de la intervención y tomar una decisión en consecuencia, por el testimonio que aportó al juicio el cirujano que le operó, y que recoge la sentencia, en el sentido de que "no habló con el paciente porque se encontraba en una situación neurológica que no le permitía valorar y emitir juicio o tomar decisiones respecto a su enfermedad". A esta situación, el juez añade que "la indicación quirúrgica era necesaria para intentar atajar la patología y salvar la vida del paciente". El fallo reconoce el deber de recabar el consentimiento de los familiares del enfermo, "ante una situación de compromiso vital tan importante y en un paciente con déficit neurológico".

Otra línea de acusación

La defensa del paciente también alegó que se debía haber diagnosticado la anomalía neuronal congénita (hipoplasia de la arteria cerebral posterior), que sufría el demandante, antes de ser intervenido. Pero en el juicio queda demostrado que "no se omitió ninguna prueba que estuviera protocolizada" en el preoperatorio y que el defecto congénito del paciente "es raro", y no se pudo sospechar en las pruebas de imágenes que se le hicieron por encontrarse oculta tras el aneurisma.

El juez fundamenta su resolución en el informe del perito judicial, que avala la actuación de los servicios médicos del Sescam.

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