AP debe coordinarse mejor con especializada para atender al paciente terminal

Los médicos de familia tienen un papel cada vez mayor en la atención de los pacientes terminales debido a su larga relación con el enfermo y al incremento del número de personas que prefieren fallecer en su casa.

Redacción | 23/05/2012 00:00

Por tanto, hay que reforzar su formación y la coordinación con los equipos de cuidados paliativos. Esta fue la conclusión principal a la que llegaron los expertos reunidos en las II Jornadas de Atención Primaria de Navarra, organizadas por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

Milagros Zardoya, presidenta del comité organizador de las jornadas, destacó que los profesionales del primer nivel asistencial cuentan "con los recursos, los medios y los conocimientos suficientes como para abordar este problema en el domicilio del paciente", donde cada vez más enfermos prefieren pasar el fin de sus días.

Atención continuada
En ese sentido, Luis Mendo, presidente de Semergen de Navarra, explicó que el médico de primaria es el más implicado en la fase final de la vida del paciente, "al que acompaña, aconseja y alivia en los momentos más difíciles que afronta". Zardoya dijo que los equipos de primaria "deben coordinarse con los servicios de cuidados paliativos de la especializada para conseguir una atención continuada".
El papel del médico de primaria debe centrarse en "cuidar, informar y aplicar tratamientos si proceden. Es importante saber identificar los síntomas de una agonía", puntualizó, con el fin de "contribuir a una muerte digna sin sufrimientos añadidos".

Más recursos
Los cuidados paliativos son situaciones especialmente complejas, puesto que el médico necesita formación y tiempo para poder atender las necesidades del paciente y su familia. Mendo indicó que una de las principales necesidades que hay que abordar es "dar a la atención primaria el tiempo y la capacidad resolutiva que necesita" con el objeto de convertirla en el eje que vertebra el sistema sanitario y así poder atender adecuadamente al paciente en estado terminal. Para ello, es imprescindible aumentar el personal de las unidades de cuidados paliativos y su formación.