En la infección nosocomial se obliga a probar la asepsia

El TSJ de Madrid condena al Sermas por la muerte de un paciente debido a la infección de una herida por una bacteria hospitalaria. La Administración no pudo demostrar que se estuvieran aplicando las medidas profilácticas a las que estaba obligado el hospital público.

Redacción | 22/05/2012 00:00

La posibilidad de contraer una infección hospitalaria es un riesgo que cualquier paciente debe asumir al ingresar en un hospital. Así lo ha dicho el Tribunal Supremo (ver DM del 4-XI-2010) al reconocer que por muchas medidas profilácticas que se implanten en el centro, el riesgo cero en esta cuestión no existe, pues siempre puede haber un agente patógeno no identificado.

Ese es el razonamiento jurídico que subyace en las reclamaciones patrimoniales por contagios nosocomiales. La balanza judicial se inclina hacia un lado u otro dependiendo de si el hospital en cuestión puede demostrar que aplicaba todo el protocolo de asepsia al que esta obligado.

El Servicio Madrileño de Salud (Sermas) ha sido condenado por la Sala Contencioso-administrativa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid por responsabilidad en la muerte de un paciente que falleció por una infección hospitalaria después de que le intervinieran de una fractura de la columna que, además, se demostró que no fue diagnosticada a tiempo. La esposa e hija del fallecido, defendidas por el abogado especializado en Derecho sanitario Rafael Martín Bueno, deberán ser indemnizadas con 60.000 y 10.000 euros respectivamente.

El tribunal se decanta por el informe pericial presentado por las demandantes, que indica que el retraso en el diagnóstico del íleo adinámico, entre cuyas causas se incluye la fractura vertebral, se debió a que la exploración radiológica por una TC de columna se limitó a explorar la quinta vértebra lumbar, a pesar de que el paciente se quejaba de dolor en la región dorsal a nivel D10.

Carga de la prueba
El enfermo desarrolló íleo paralítico, que le provocó desnutrición, y distensión abdominal, síntoma que motivó su ingreso en Urgencias, donde le diagnosticaron correctamente. Fue intervenido y en el posoperatorio, la herida quirúrgica se infectó, lo que terminó provocando su muerte. El fallo recoge que el Sermas no ha demostrado que garantizara la asepsia de las instalaciones, ni que la infección fuera anterior al ingreso.